Roma, 11 may (.).- Más de 30.000 tiendas y supermercados ubicados en el interior de 1.300 centros comerciales de Italia y sus 800.000 trabajadores han protestado hoy, cerrando temporalmente los negocios, en protesta por las restricciones del Gobierno, que los obliga a bajar la persiana los fines de semana para evitar contagios de coronavirus.
Los centros comerciales italianos no puede abrir, desde hace más de seis meses, los festivos ni las vísperas de festivos, los días más importantes de la semana en términos de facturación, para prevenir aglomeraciones y que el virus se propague.
Además, en los últimos meses han estado totalmente cerrados en los periodos de endurecimiento de las limitaciones, pero desde el 26 de abril pueden abrir de lunes a viernes en las zonas consideradas "amarillas" o de menor riesgo, que actualmente ocupan casi todo el país.
Pero el sector no lo consideran suficiente y por eso las principales asociaciones han llamado a echar el cierre durante unos minutos a las 11.00 horas locales (9.00 GMT) de este martes, bajo el lema "Cerramos porque queremos reabrir".
"Pedimos que se tome una decisión de inmediato: los centros comerciales deben reabrir los fines de semana, permitiendo que una red de más de 30.000 tiendas funcione de forma continua", afirmó el presidente de la asociación italiana de distribuidores Federdistribuzione, Alberto Frausin.
Los comerciantes ven estas limitaciones a su actividad perjudiciales para la recuperación de la economía y al mismo tiempo injustas, pues creen que les penalizan frente a las tiendas situadas en el exterior de los centros comerciales, que son la competencia y que sí que pueden abrir, así como al frente al comercio electrónico.
Frausin ha argumentado que existen protocolos de seguridad que pueden garantizar el acceso de los flujos de personas, sin que se incrementen los contagios.
El Gobierno de Mario Draghi prepara un nuevo paquete de ayudas a empresas y familias afectadas por la crisis del coronavirus, que financiará con una parte de los 40.000 millones de euros de desviación de gasto público que ha aprobado ya el Parlamento italiano, mientras que la otra parte se utilizará en el Plan de Recuperación italiano.