El Cairo, 7 abr (EFE).- La agencia de calificación Moody's mejoró hoy la nota de Egipto a B3 con perspectiva positiva debido, sobre todo, a una mejora de los resultados económicos, la reducción de la vulnerabilidad externa y el compromiso a emprender una reforma fiscal.
En un comunicado, la agencia internacional predijo que el producto interior bruto (PIB) egipcio crecerá hasta el 4,5 por ciento interanual en el actual año fiscal, que finaliza en junio.
Para los cuatro años siguientes, Moody's considera que seguirá aumentando hasta el 5 o 6 por ciento.
Estas buenas predicciones se deben, según la agencia, a "la continuación de la estabilidad de la política doméstica y de las mejoras en el clima de negocios", lo que conducirá a mayores niveles de inversión.
La agencia sustenta estas previsiones de una mayor inversión en el fuerte apoyo que recibió Egipto en su Conferencia de Desarrollo Económico, celebrada el pasado mes de marzo en la localidad de Sharm al Sheij.
En ella, los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) prometieron 12.500 millones de dólares en ayuda oficial e inversiones, añadió la nota.
Junto a los 38.000 millones en acuerdos de inversión firmados, esta vasta cantidad de apoyo financiero "ayudará a mitigar la vulnerabilidad externa y reducirá los riesgos de la balanza de pagos".
Moody's prevé que la deuda pública del país caerá a niveles menores al 90 % del PIB durante el ejercicio 2015-2016.
Sin embargo, continuó la agencia, "pese a los desarrollos positivos que Moody's predice, Egipto sigue enfrentándose a desafíos señalados, y la creciente presión en la calificación de los bonos del Gobierno es probable que sea limitada en los próximos 12-18 meses".
El débil nivel de las finanzas públicas está marcado por importantes déficit y elevados niveles de deuda, que continuarán siendo superiores a la media de los países calificados con B3, señaló Moody's.
Además, pese a las mejoras económicas y la disminución de riesgos, Moody's sigue viendo elevados riesgos de seguridad en Egipto, como reflejan los continuos atentados terroristas que vive el país, sobre todo en el norte de la península del Sinaí, y su exposición a la violencia sectaria regional.