La Haya, 29 sep (.).- El Senado neerlandés, que tiene la última palabra sobre los proyectos de ley, ha respaldado una legislación que establecerá una cuota de género obligatoria en los consejos de supervisión de las empresas que cotizan en bolsa, para garantizar que al menos el 30 % de sus miembros sean mujeres.
Asimismo, la norma, que se espera entre en vigor en enero de 2022, obligará a las mayores 5.000 firmas del país a establecer objetivos concretos para garantizar un mayor equilibrio entre el consejo de administración y la alta dirección de las empresas, una medida que también cuenta con el respaldo de los sindicatos de empresas.
A mediados de 2020, sólo el 13,8 % de los puestos en la Junta Ejecutiva y el 21,9 % en la Junta de Supervisión estaban ocupados por mujeres.
La presencia de las mujeres en las juntas directivas de las empresas neerlandesas ha mejorado en los últimos años y sólo 28 de 89 compañías que cotizan en bolsa analizadas no cumple con el objetivo de igualdad. No obstante, 15 no tienen a ninguna mujer en su consejo de supervisión, según datos del Índice Anual de Mujeres en Consejos.
El Parlamento neerlandés ya respaldó el proyecto de ley a finales de 2019, después de que un grupo asesor de políticas gubernamentales (SER) pidiera cuotas obligatorias entre los altos cargos de las compañías neerlandesas para que sean “un reflejo más justo” de la diversidad social de Países Bajos, tanto en términos de género como culturales.
Otro grupo asesor en cuestiones socioculturales advirtió el año pasado de que las mujeres están infrarrepresentadas en los puestos de dirección en Países Bajos porque es más probable que tengan que trabajar a tiempo parcial, y solo quienes trabajen al menos 28 horas semanas tienen posibilidad de ascender a puestos de gerencia media.
Un estudio publicado este miércoles resalta que los hombres jubilados en Países Bajos reciben una pensión media de 34.000 euros al año, mientras que las mujeres han sido beneficiarias de casi 20.000 euros, una diferencia de más del 40 %, lo que sitúa la brecha de género en el sistema neerlandés como la mayor de la Unión Europea (UE), solo por detrás de Chipre.