Lisboa, 26 nov (.).- Las restricciones que el Gobierno de Portugal comenzará a aplicar desde el próximo 1 de diciembre para contener la transmisión de la covid-19 en el país, donde hoy se contabilizaron 3.205 nuevos contagios y ocho muertos, suponen un nuevo daño para sectores que empezaban a recuperarse como el turismo o la restauración, y que desde ahora tendrán que demorar unos meses la reactivación.
La ministra portuguesa de Sanidad, Marta Temido, anunció hoy que las nuevas medidas restrictivas, como la obligatoriedad de un certificado de vacunación y test negativos para entrar en el país, la recuperación del teletrabajo o una semana de "contención" tras la Navidad, son "proporcionales" e e intentan afectar "lo menos posible a la vida y normalidad de todos".
"Cada quince días duplicamos el número de nuevos casos", afirmó hoy la ministra, convencida de que esas medidas pueden contener la transmisión del virus.
Sin embargo, las patronales de sectores como el turismo, la hostelería, la restauración y el ocio nocturno, pese a entender las nuevas medidas, temen que estas restricciones tengan un impacto negativo cuando empezaban a recuperarse a las puertas de la campaña navideña.
Así, Joao Fernandes, presidente de Turismo de Algarve -principal destino turístico de Portugal-, consideró hoy en declaraciones a Efe que las restricciones no se podían evitar porque "es la mejor opción para garantizar la seguridad" y "la seguridad es sinónimo de economía".
Fernandes ve la reactivación del sector para febrero y marzo tras un verano con "buenas tasas de ocupación y buenos niveles de demanda".
La Asociación de Hotelería, Restauración y Similares de Portugal (AHRESP) pide mecanismos "robustos de apoyo y reparadores" para el sector ante el impacto de las nuevas restricciones.
El ocio nocturno es el peor parado. Ricardo Tavares, presidente de la Asociación de bares y discotecas de Lisboa, denunció que el sector vuelve a ser "el chivo expiatorio" y lamentó que "después de 19 meses cerrados no se nos pasó por la cabeza que nos pidieran un nuevo esfuerzo".
El anuncio del Gobierno se ha producido cuando el país se prepara para las elecciones generales del 30 de enero tras la crisis política que impidió la aprobación del proyecto de Presupuestos para 2022 defendido por el Gobierno de António Costa.
Portugal entrará el 1 de diciembre en "estado de calamidad" lo que, entre otras medidas, implica el uso obligatorio de mascarilla en interiores, mayores controles fronterizos y certificado de vacunación para entrar en restaurantes, gimnasios, eventos con asientos marcados y hoteles.
Además, se exigirán tests adicionales negativos para ingresar en el país -por tierra, mar o aire- acceder a bares y discotecas, visitar a enfermos en hospitales e ir a conciertos o eventos deportivos.
Entre el 2 y 9 de enero se implantará la "semana de contención", con teletrabajo obligatorio, cierre de discotecas y bares y retraso en el inicio del trimestre escolar -que pasa del 3 al 10 de enero-.
Además, el Parlamento dio hoy luz verde al Gobierno para decretar el uso de mascarilla en la calle si lo considera necesario.
Las restricciones se acompañarán de un refuerzo de los controles fronterizos pero no implican el cierre de la frontera terrestre con España, aseguró hoy el ministro luso de Administración Interna, Eduardo Cabrita.
TESTS, UN ELEMENTO CLAVE
El test -bien de antígenos o PCR- "es un instrumento que permite a cada momento verificar si hay o no infección", afirmó la ministra.
"Si estoy vacunado, ¿por qué debo hacer el test? Porque, aunque esté protegido de una enfermedad grave o de la muerte, puedo estar infectado", insistió Temido.
También Costa defendió hoy la necesidad de exigir test negativos, además del certificado de vacunación, de la misma forma, dijo, que pese a las vacunas se mantiene el uso de las mascarillas.
La vacunación es "imprescindible", pero ninguna vacuna garantiza protección al 100%, recordó.
El objetivo es frenar la incidencia del virus, que ahora llega a 280 casos por 100.000 habitantes a 14 días.
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