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Lisboa, 10 abr (EFE).- Portugal va a recabar "apoyos" de los países y las instituciones europeas en la reunión del Ecofín de este fin de semana en Dublín para superar la crisis financiera, mientras arrecian las críticas internas a sus medidas de austeridad.
Los nuevos recortes de gasto anunciados por el Ejecutivo luso, que generaron durísimas críticas de la oposición de izquierda y los sindicatos en los últimos días, están ahora en la diana del gremio médico, el docente y el de funcionarios de la Administración, que no ven espacio para más ahorros después de tres años de austeridad.
El ministro de Finanzas luso, Vítor Gaspar, declaró hoy que en la cita de la capital irlandesa, a la que viaja mañana jueves, "procurará movilizar apoyo oficial para el regreso pleno a los mercados de obligaciones" de Portugal.
Lisboa tiene que volver este año a emitir deuda a largo plazo porque se acaban los fondos de su rescate financiero de 78.000 millones de euros y confía en obtener el respaldo del Ecofín a la ampliación de los plazos de devolución de ese préstamo.
Si los vencimientos se suavizan, el Tesoro luso, que de momento guarda silencio sobre el calendario de las subastas de obligaciones, podría regresar a los mercados financieros de forma más gradual.
Los ministros europeos de Economía y Finanzas (Ecofín) se pronuncian sobre las condiciones financieras del rescate luso en esta reunión del viernes y sábado.
Pero el Gobierno portugués y fuentes comunitarias han reconocido que los problemas presupuestarios creados por la sentencia del Constitucional han tornado el apoyo del Ecofín más difícil.
Mientras se prepara para intentar convencer a sus homólogos europeos de que Portugal puede cumplir sus compromisos con la troika (el FMI y la Comisión y el Banco Central europeos), Gaspar se afana por volver a cuadrar los presupuestos del país.
El ministro ha recibido el encargo del jefe del Ejecutivo conservador, Pedro Passos Coelho, de buscar con urgencia nuevos recortes presupuestarios por valor de unos 1.300 millones de euros para compensar los que prohibió la semana pasada el Constitucional luso.
La primera medida adoptada por Gaspar fue prohibir desde ayer cualquier nuevo gasto en las administraciones y servicios del sector público e imponer una autorización especial de su ministerio a los pagos imprevistos o que superen lo presupuestado.
Esta decisión, la más radical aplicada hasta ahora por el Ejecutivo luso con el gasto de la Administración, le costó hoy duros reproches de autoridades académicas y del gremio de los médicos, que consideran imposible recortar más gastos en educación y sanidad sin causar un grave deterioro a esos servicios.
Passos Coelho anunció el domingo pasado que los nuevos recortes para compensar los que han sido declarados inconstitucionales afectarán a esas dos áreas de servicios estatales y además a la seguridad social y las empresas públicas.
Los sindicatos, que han organizado tres huelgas generales contra este Gobierno y preparan nuevas protestas y manifestaciones, sobre todo los del gremio de funcionarios públicos, han reaccionado con gruesas acusaciones a esos anuncios en los que ven un riesgo de que el Estado deje de prestar servicios esenciales a la población.
Mientras la mayor central, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP, comunista), realiza una marcha por el interior del país que llega el sábado a Lisboa, la Unión General de Trabajadores, (UGT, socialista) amenazó hoy con romper los acuerdos que aún tiene en algunos temas laborales con el Ejecutivo.
Ambas insisten además, junto al Partido Socialista, principal de la oposición y los otros tres partidos de línea marxista que completan el arco parlamentario luso en pedir la dimisión del Ejecutivo y la convocatoria urgente de elecciones, cuando no se ha cumplido aún la mitad de los cuatro años de legislatura. EFE