Lisboa, 8 may (EFE).- El Gobierno luso hizo hoy balance de los tres años del país bajo la supervisión de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), un período que conllevó "sacrificios" pero que en su opinión entierra una época marcada por el derroche y el endeudamiento.
"La palabra dominante en estos tres años fue 'recortes'. A partir del 17 de mayo -cuando el país cerrará oficialmente su rescate-, la palabra será otra: 'recuperación'", garantizó el "número dos" del Ejecutivo, Paulo Portas, líder a su vez del partido democristiano, que garantiza la mayoría absoluta de la coalición en el poder.
En un consejo de ministros inusual por estar abierto a los medios de comunicación, los conservadores portugueses ensalzaron el trabajo realizado desde que ganaron las elecciones, en junio de 2011, apenas un mes después de la firma del programa de asistencia que está a punto de culminar.
También agradecieron a la ciudadanía su reacción a las severas medidas de austeridad aprobadas, ya que a pesar de las numerosas protestas y manifestaciones celebradas desde entonces apenas se registraron episodios violentos, lo que permitió a Lisboa acercarse al ejemplo de Irlanda y alejarse del escenario vivido en Grecia.
Varios de los "pesos pesados" del gabinete liderado por el primer ministro, Pedro Passos Coelho, desfilaron por el estrado para defender la estrategia seguida por Portugal, que cumplió prácticamente a rajatabla los ajustes acordados con la troika.
"Poner fin al rescate es también terminar con una circunstancia humillante y recuperar nuestra capacidad de autogobierno", argumentó Portas quien insistió, no obstante, en que la disciplina presupuestaria deberá continuar a corto y medio plazo y en que faltan reformas todavía por aplicar.
Después de tres ejercicios consecutivos en recesión (2011, 2012 y 2013), las autoridades lusas e internacionales calculan para este año un crecimiento del 1,2 % del PIB y del 1,5 % para el 2015.
Por su parte, la titular de Finanzas, Maria Luís Albuquerque, repasó los motivos que llevaron al país a recurrir a la ayuda financiera internacional.
"Portugal nunca cumplió con el límite del déficit del 3 % del PIB impuesto tras la adhesión a la zona euro y su deuda ya superaba el 60 % del PIB en 2004", recordó.
La ministra consideró que "los desequilibrios estructurales acumulados" desde los años 90 y "la política expansionista" del gasto público llevada a cabo por el Gobierno socialista encabezado por José Sócrates (2005-2011) acabaron por obligar a Lisboa a pedir el rescate.
"A pesar de la abundancia de crédito barato y del aumento del gasto público, Portugal fue el segundo peor país a nivel de crecimiento económico entre 1998 y 2010", insistió Albuquerque en referencia a un período al que algunos expertos lusos califican de "década perdida".
Los responsables del Gobierno subrayaron que han sido precisamente los recortes y las reformas aprobadas durante los últimos años los que ahora permiten cerrar el programa de asistencia financiera con éxito, sin necesidad de apoyo adicional.
El secretario de Estado adjunto al primer ministro, Carlos Moedas, fue el encargado de presentar "La gestión del programa de ajuste: mil días y 450 medidas cumplidas", un libro que recopila la batería de ajustes aplicados desde 2011.
"Teníamos tres objetivos: sacar a Portugal de la grave situación en la que se encontraba, recuperar la credibilidad y ejecutar el programa acordado con la troika", recalcó Moedas, quien consideró cumplida esa misión.
Mientras el Ejecutivo luso hacía balance del período de asistencia financiera, la presión de los mercados sobre su deuda soberana volvía a aliviarse un día más, reflejo de la mayor confianza de los inversores en el país.
Concretamente, sus títulos a diez años cotizaban hoy a una tasa de interés del 3,57 %, un nuevo mínimo desde febrero de 2006.