Washington, 10 abr (EFE).- El plan presupuestario presentado hoy por el presidente de EE.UU., Barack Obama, para el año fiscal 2014 asigna 47.800 millones de dólares para el Departamento de Estado, con prioridad a la mejora de la seguridad en las instalaciones diplomáticas y a la presencia en Asia-Pacífico.
Esa asignación, que también incluye a la Agencia de Ayuda al Desarrollo (Usaid, por su sigla en inglés), representa una caída del 6 % con respecto a 2012, según el desglose divulgado por la Casa Blanca.
El proyecto de Obama prevé destinar 4.000 millones de dólares a la seguridad del personal y de las misiones diplomáticas en el exterior, a raíz de las recomendaciones emitidas tras el ataque del 11 de septiembre de 2012 al consulado de EE.UU. en Bengasi (Libia), donde murieron el embajador Chris Stevens y otros tres ciudadanos.
Además, dentro de la estrategia para "rebalancear" la relación con Asia-Pacífico se asignan 1.200 millones de dólares "para apoyar la prioridad del presidente de avanzar en la seguridad, prosperidad y dignidad humana" en esa región.
También se otorgan 2.100 millones para Irak, 3.400 millones para Afganistán y 1.400 a Pakistán con objeto de asegurar "alianzas fuertes y duraderas" con los tres países y "promover la estabilidad".
Al igual que el año pasado se establece un fondo para "responder a los continuos desafíos a la estabilidad" en Oriente Medio y el Norte de África, que en esta ocasión contiene 580 millones de dólares frente a los 800 millones de 2012.
El proyecto contiene, asimismo, una partida de 909 millones de dólares para inversiones en energías limpias y contra el cambio climático, así como el mantenimiento de una ayuda de 1.650 millones para el Fondo Global contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
Por otro lado, Obama propone en su presupuesto implementar el programa de reformas al régimen de cuotas y estructura del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobado por esa institución en 2010.
Una vez aplicado ese programa supondrá una importante reorganización de las cuotas relativas para reflejar mejor el peso relativo de cada país miembro, algo que reclaman desde hace tiempo las potencias emergentes. EFE