MADRID (Reuters) - El máximo responsable de PSA (AS:RDSa) Peugeot (PA:PEUP) Citroën, Carlos Tavares, visitó este martes la planta de Opel en España para revisar las instalaciones y, de paso, asistir al lanzamiento del Crossland, un nuevo modelo de la marca Opel.
Es la primera visita del ejecutivo francés a esta planta, desde que PSA anunció en marzo la compra de Opel, la filial europea de General Motors (NYSE:GM), por unos 2.200 millones de euros.
Tavares coincidió en su visita en España con el presidente y consejero delegado de Opel, Karl-Thomas Neumann. La víspera, un portavoz de Opel confirmó informaciones de que prensa de que Figueruelas resultó adjudicataria de la producción del nuevo Corsa en 2019, un modelo clave en la alianza Peugeot-Citroën-Opel en una plataforma del fabricante de coches francés..
"El Crossland X es el primer resultado visible de la cooperación con PSA que se inició en 2012 y ha supuesto una inversión inicial superior a 250 millones de euros", dijo Opel España en un comunicado de prensa el martes.
El próximo paso será el inicio de fabricación de la nueva generación del Corsa en Zaragoza con la arquitectura de PSA a partir de 2019, agregó.
"Próximamente habrá una nueva muestra de esta cooperación con el desarrollo de la sexta generación del Opel Corsa", dijo Opel, que ha ensamblado en su planta española más de 13 millones de unidades de Corsa desde 1982.
Pero Tavares trajo buenas noticias no solo para Opel. El miércoles visitará la planta de PSA en Villaverde, que recibirá una inversión de 144 millones de euros para su renovación y la implementación de una nueva plataforma que le permitirá poder fabricar un nuevo automóvil en 2021, "con fuerte potencial comercial".
La adjudicación de un nuevo modelo, asegurará la continuidad industrial de esta planta, considerada como la más vulnerable en España por la fusión PSA-Opel, durante la próxima década, dijo PSA España en un comunicado de prensa.
A cambio de la asignación de un nuevo coche, los trabajadores de la planta Villaverde deberán aceptar la supresión de uno de los dos turnos actuales de trabajo y la puesta en marcha de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que permitirá reducir las horas de trabajo sin despedir a ninguno de los cerca de 1.500 empleados en la planta.