Lisboa, 13 ago (EFE).- La operadora Portugal Telecom (PT) asumió que difícilmente recuperará los 900 millones invertidos en pagarés del "holding" Rioforte, perteneciente a la rama no financiera del colapsado Grupo Espírito Santo (GES), por lo que propuso reformular su unión con la brasileña Oi.
En un largo comunicado enviado a la Comisión del Mercado de Valores (CMVM) lusa, PT explicó la situación de la empresa a los accionistas antes de la Asamblea General del 8 de septiembre.
El objetivo principal de la misma es amortiguar el impacto que el impago de Rioforte puede tener en el proyecto de ambas empresas.
Por eso, PT someterá a aprobación una permuta con Oi en la que PT se quedará con la deuda de Rioforte (897 millones) y en la que entregará una parte de las acciones que tenía en Oi (16,9 %) a la empresa de móviles brasileña.
"Los instrumentos Rioforte que PT adquirirá (...) podrán acabar por no tener ningún valor", asumió la compañía lusa.
Además, Portugal Telecom acordó con Oi que no es "viable" la fusión como tal, por lo que se buscará una forma alternativa para proseguir la integración de las dos estructuras sin haber fusión de las entidades jurídicas.
"Se está analizando una estructura alternativa con la meta de, en la medida de lo posible, lograr los efectos que resultarían de la fusión: la unificación de las bases accionistas", expuso la PT.
La deuda de Rioforte, que entró en concurso de acreedores en julio, ya llevó a la dimisión de todos sus cargos del presidente ejecutivo del grupo PT, Henrique Granadeiro.
En su carta de renuncia el pasado jueves, Granadeiro, de 70 años, se declaró "sorprendido" por el incumplimiento "generalizado" de las obligaciones del Banco Espírito Santo (BES) con PT, "en el marco de la implosión del Grupo Espírito Santo".
PT y Oi habían anunciado en octubre del 2013 que se fusionarían para convertirse en uno de los veinte mayores "gigantes" a nivel mundial del sector de las telecomunicaciones, con al menos 100 millones de clientes repartidos en cuatro continentes.
La operadora PT, un fiel aliado del BES, deberá contabilizar además otras posibles pérdidas por el 2,1 % de participación que tenía en el extinto banco.