París, 13 feb (.).- La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, defendió este martes un enfoque coherente entre las políticas ambiental, laboral, de condiciones de vida y de servicios en el mundo rural para dar una respuesta de largo plazo al malestar que están manifestando los agricultores con sus protestas.
"Creo que en el Gobierno hemos querido estar siempre muy atentos a las necesidades del campo. Son las necesidades de una vida y una retribución digna, un respeto para todos los agricultores, una capacidad de preservación de su actividad, no solamente hoy o mañana, sino durante mucho tiempo", afirmó Ribera.
"Eso -añadió- requiere ser coherentes desde el punto de vista de la legislación ambiental, de la legislación laboral, de las condiciones de vida y de servicios en nuestros pueblos".
En declaraciones a la prensa en París, donde participaba en una reunión de ministros de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), al ser preguntada sobre cómo compatibilizar los objetivos climáticos con las reclamaciones del campo la ministra española respondió que "es muy importante trabajar con el sector" agrícola.
El objetivo es identificar la forma de prepararse para los efectos de ese cambio climático "acompañando a los distintos actores sobre el terreno y viendo la manera en que se pueden resolver o mitigar algunos de esos efectos".
Por eso consideró que "el diálogo que ha reforzado el ministro (de Agricultura) Planas con el conjunto de los representantes de los agricultores es capital".
Destacó que también es importante que la transición del modelo energético se lleve a cabo teniendo en cuenta las dificultades de colectivos del sector agrícola, que no tienen medios para afrontar esa transformación, y por eso se ha mantenido la exención del impuesto especial de hidrocarburos al gasóleo agrícola.
Ribera recordó que uno de los grandes problemas del campo español es la falta de agua, y sobre eso hizo hincapié en que su Gobierno ha asumido "un compromiso de una inversión en infraestructuras hídricas importantísimas, como nunca jamás lo había habido".
Preguntada por el anuncio de Francia de que prohibirá comercializar en su mercado alimentos importados desde fuera de la Unión Europea que hayan sido tratados con pesticidas cuyo uso está prohibido para los agricultores europeos, la ministra española señaló que esa es una cuestión cuyo análisis está pendiente.
Los agricultores en muchos países europeos, y también en España, se quejan de que tienen que afrontar una competencia, que consideran desleal, de productos extracomunitarios que no tienen que someterse a las mismas reglas medioambientales o laborales.
Ribera hizo hincapié en que "es importante que haya un diálogo a nivel europeo" para determinar si esa cuestión de los productos tratados con pesticidas de uso prohibido en la UE tiene implicaciones en el comercio exterior, y entonces necesita una decisión de los Veintisiete.
O se considera "una regla de protección adicional" y entonces puede decidirla cada país miembro por su cuenta. La vicepresidenta tercera no aclaró cuál sería la posición española en este último caso.
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