Bruselas, 20 jun (.).- Los socios del euro y las instituciones comunitarias esperan sellar este jueves un acuerdo "histórico" que ponga fin al tercer rescate a Grecia, el último en vigor en la eurozona, y cierre definitivamente el capítulo de la crisis financiera.
"La etapa de mañana es una etapa histórica para la eurozona, en la que cerramos la página de esta crisis y de la crisis económica con sus impactos sociales", dijo el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, en una rueda de prensa.
Moscovici se mostró "convencido" de que los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, darán mañana el visto bueno a un acuerdo global que permita acabar con ocho años de asistencia financiera y "dolorosos sacrificios" para los griegos, optimismo que comparten en el seno del Eurogrupo, según las fuentes consultadas.
España estará representada en la reunión por la nueva titular de Economía, Nadia Calviño, quien se estrenará en el Eurogrupo presentando brevemente a sus colegas su programa económico, como es tradicional cuando cambia un Gobierno.
El acuerdo global que buscan los socios debe sustentarse en tres pilares: el cierre de la última revisión del cumplimiento de las condiciones del rescate, un acuerdo sobre las medidas para hacer sostenible la deuda helena (que roza el 180 % de su PIB) y el diseño del programa de vigilancia para el país tras el rescate.
El camino para concluir con éxito la revisión parece despejado después de que la Comisión haya confirmado esta mañana que Grecia ha cumplido las 88 medidas que se le exigían.
Con la revisión clausurada, el Eurogrupo deberá dar luz verde a un último desembolso para el país que en un primer momento se estimó en 11.700 millones de euros, pero que podría ser superior, y que servirá para crear un colchón de efectivo de hasta 20.000 millones que permita a Atenas devolver su deuda sin necesidad de acudir a los mercados hasta final de 2019.
Sin embargo, la parte clave del acuerdo y la que genera más controversia en el Eurogrupo son las medidas de alivio de deuda que demandan Grecia y las instituciones -CE, Banco Central Europeo, Mecanismo Europeo de Estabilidad y Fondo Monetario Internacional-, pero provocan reticencias, especialmente, en Alemania.
Los socios estudian ampliar los vencimientos de algunos de los préstamos a Grecia hasta un máximo de 15 años - aunque según fuentes europeas este plazo se fijará en la franja de entre 5 y 10 años-, así como retrasar la devolución de algunos créditos y eliminar el pago de ciertos intereses.
Además de estas medidas, que se acordarían por adelantado, los acreedores estudian otras acciones que sean condicionales a que Grecia siga implementando las reformas que ya ha legislado.
En concreto, plantean devolver a Atenas los intereses que generan los créditos en manos del BCE y del MEDE, lo que supondría un pago de unos 1.000 millones al año hasta 2022 que debería servir de incentivo para que Atenas no dé marcha atrás en las reformas.
Este paquete, insisten los acreedores, es esencial para que Grecia tenga credibilidad en los mercados y consiga financiarse.
Por otra parte, se descarta ya la participación financiera del FMI, que había firmado un acuerdo de principio para aportar hasta 1.600 millones a cambio de una ambiciosa reestructuración de la deuda.
Los europeos admiten que la participación hubiera sido deseable para dar confianza, pero subrayan que lo importante es que el organismo de Washington considere que el paquete garantiza la sostenibilidad de la deuda.
Por último, está previsto que tras el rescate se aplique un programa de "vigilancia reforzada", con visitas trimestrales al país, en lugar de semestrales como en rescates a otros países, en el que además se podrán exigir medidas adicionales o correctivas a Atenas.
Sin embargo, tanto Bruselas como Atenas insisten en que esto no es un cuarto rescate.
"Esto es un nuevo comienzo. Lo que importa es que Grecia se mantenga en buen camino con las reformas estructurales para reforzar el crecimiento y la recuperación y que mantenga políticas fiscales sólidas", dijo el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis.
Desde 2010 Grecia ha recibido de sus socios europeos más de 273.000 millones de euros en tres rescates a cambio de cientos de reformas en su sistema laboral, judicial, tributario o de pensiones.
La crisis financiera obligó también a rescatar las economías de Portugal, Irlanda y Chipre, así como a la banca española. Todos ellos han dejado atrás con éxito sus respectivos programas.
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