María Peña
Washington, 18 jul (EFE).- Las negociaciones para aumentar el techo de la deuda de Estados Unidos han dominado la agenda política en Washington y, a 15 días de que el país se pueda ver obligado a declarar una moratoria en los pagos, expertos advirtieron hoy de sus repercusiones para el poder económico y político estadounidense.
Según James Lindsay, analista de la organización independiente Consejo de Relaciones Exteriores, si bien es fácil o cómodo minimizar el riesgo que encara EE.UU., una suspensión de pagos podría desatar sucesos que el país lamentaría durante mucho tiempo y no podría revertir.
"En pocas palabras, una suspensión de pagos causaría un daño significativo al poderío estadounidense. Crearía más presiones para recortar gastos de defensa, dificultaría negociaciones con otras capitales, y erosionaría su influencia", resumió Lindsay en su blog.
Estados Unidos alcanzó en mayo pasado el tope de endeudamiento de 14,29 billones de dólares y la Casa Blanca ha dejado claro que el Congreso debe aumentar el techo de la deuda para el 2 de agosto o de lo contrario el Gobierno se quedará sin fondos para pagar sus facturas.
De no subirse el techo de deuda, el Departamento del Tesoro no tendría más remedio que proteger algunos programas federales y seleccionar el pago de sólo las facturas más urgentes, algo que no tiene precedentes en la historia del país y que ha hecho que las presiones, tanto del empresariado como de la opinión pública, aumenten.
Según expertos consultados por Efe, un fracaso en las negociaciones entre los republicanos, que tienen la mayoría en la Cámara de representantes, y la Casa Blanca generaría una desestabilización de los mercados financieros internacionales y pondría a la economía estadounidense al borde de una severa recesión.
Mientras el Centro Bipartidista sobre Política (BPC, en inglés) calculó hoy que, sin aumento del tope de la deuda, el Gobierno deberá tan sólo en agosto cerca de 306.000 millones de dólares y sólo percibiría ingresos por 172.000 millones de dólares.
El Gobierno, aseguró el centro de estudios, se vería en la delicada situación de dar prioridad a unos gastos y suprimir otros igualmente necesarios para proteger a los grupos más vulnerables, como los niños, los pobres, ancianos y discapacitados.
La situación también llevaría a un aumento en las tasas de interés para la compra de casas o para la educación universitaria y los Gobiernos locales y estatales afrontarían mayores presiones presupuestarias.
El "efecto dominó" no pararía allí: se tumbaría el valor del dólar en el mundo lo que, a su vez, aumentaría el costo de todo tipo de productos importados, incluyendo el petróleo.
Hasta ahora, EE.UU. ha sido considerado un refugio seguro para el flujo de capitales globales durante períodos de crisis pero, si el Congreso no actúa pronto, contribuiría a mermar la flexibilidad de la política exterior del país, añadió, por su parte, Lindsay.
La crisis sobre la deuda "es tan aterradora (..) y su impacto tan extenso, que no podemos fracasar en lograr un acuerdo", advirtió Howard Baker, exsenador republicano de Tennessee.
Según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, la esperanza para conjurar esa crisis yace en un nuevo plan que negocian los líderes de la mayoría demócratas y minoría republicana en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, respectivamente, que autorizaría incrementos graduales en el techo de la deuda.
Los republicanos, mayoría en la Cámara de Representantes, anunciaron hoy que someterían mañana a votación el plan de "Cortar, limitar y equilibrar", en el que se condiciona la subida del tope de deuda a un mayor control del gasto público y se exige una enmienda constitucional que asegure presupuestos equilibrados.
Según una encuesta nacional divulgada hoy por la consultora Zogby, el 52 % de posibles votantes en 2012, creen que el Congreso debe aumentar el techo de la deuda, mientras un 70 % considera que no incrementar ese tope tendría graves consecuencias.
Y, aunque el 80 % de los encuestados desea que un eventual acuerdo incluya medidas para reducir el déficit, un 52 % cree que recortes presupuestarios "excesivos" también podrían perjudicar la ya lenta recuperación económica en Estados Unidos. EFE