Madrid, 24 feb (.).- El Banco Santander (MC:SAN) pedirá el próximo 1 de abril en su junta de accionistas el visto bueno a un nuevo reparto de poderes entre la presidenta de la entidad, Ana Botín, y el consejero delegado, José Antonio Álvarez, que a partir de ahora pasará a reportar directamente al consejo de administración del grupo.
De este modo, el "número dos" de la entidad pasa a depender de un órgano colegiado y no de la presidenta, una fórmula que no acababa de convencer al Banco Central Europeo y que explica los últimos cambios de gobernanza llevados a cabo en las entidades españolas.
Se trata, como explica el propio banco en un comunicado, de garantizar una "clara distinción" en las funciones de la presidencia y del consejero delegado, y en línea con las mejores prácticas de gobierno, el consejero delegado reportará exclusivamente al consejo.
Sin embargo, con esta decisión, más que ceder poderes ejecutivos de la presidenta al consejero delegado, se produce un reparto de los mismos, ya que Botín no solo seguirá siendo ejecutiva sino que ahora quedan también bajo su responsabilidad "los nuevos motores de crecimiento tecnológico", PagoNxt y Digital Consumer Bank.
EL REPARTO DE PODERES
Botín continuará siendo la responsable de la estrategia del grupo y de ella dependerán la secretaría general, marketing y comunicación, riesgo y cumplimiento, tecnología y operaciones, talento y recursos humanos, y como novedad asume control e intervención general.
Álvarez, por su parte, reportará directa y exclusivamente al consejo de administración y de él colgarán los responsables de los negocios claves del banco en los distintos países de Europa, América del Sur y Norteamérica, así como los negocios globales, en los que se incluyen la gestión de patrimonio o la banca de inversión.
Del consejero delegado dependerá a su vez el director financiero, que pasa a tener a su mismo nivel a la responsable de regulación y relación con los supervisores, además del equipo de inversiones corporativas y ahora también las plataformas de inversión, según han informado a Efe fuentes cercanas.
El banco asegura que estos cambios en el organigrama tienen como objetivo acelerar las iniciativas de transformación digital del Santander y seguir mejorando la conectividad en todo el grupo para convertirse en "la mejor plataforma abierta de servicios financieros".
La comisión ejecutiva, presidida por la presidenta, seguirá garantizando la coordinación y fijando las prioridades como hasta ahora, mientras que las funciones de control continuarán teniendo acceso directo al consejo y a sus comisiones.
Ana Botín considera que con esta nueva estructura, pondrán toda la atención en la estrategia a largo plazo y en las iniciativas de crecimiento para construir el Santander del mañana a la vez que siguen apoyando a los clientes y generando resultados "sólidos" en todos los negocios.
"Además, alineamos nuestro modelo con el de nuestros competidores y seguimos cumpliendo con los más altos estándares de gobierno corporativo, con una clara distinción de funciones entre la presidencia y el consejero delegado", añade.
Estos cambios están "en línea con las expectativas de los supervisores" y se suman, además, a otras novedades de gobierno corporativo puestas en marcha por el grupo desde 2014, como la creación de la figura de consejero independiente coordinador o un aumento de la proporción de independientes en el consejo.
El Santander recuerda también el aumento de la diversidad y de la experiencia geográfica y sectorial de su consejo, la creación de una comisión de banca responsable, sostenibilidad y cultura, así como el nombramiento de un nuevo consejo asesor internacional.