Ginebra, 27 jul (.).- El consejero delegado de Credit Suisse (SIX:CSGN) desde 2020, Thomas Gottstein, ha dimitido de su cargo y será sustituido desde el 1 de agosto por Ulrich Körner, anunció hoy la entidad financiera, salpicada por diversos escándalos todavía no cerrados en los últimos años y que encadena pérdidas desde 2021.
David Miller y Michael Ebert asumirán además la codirección de la división de inversiones, añadió un comunicado de la entidad, que hoy reportó pérdidas de 1.866 millones de francos suizos (1.940 millones de dólares, 1.914 millones de euros) en el primer semestre de 2022.
Credit Suisse subrayó la urgencia de modificar el plan estratégico de la entidad, "teniendo en cuenta el cambiante entorno económico y de mercado" reduciendo su base de costes por debajo de los 15.500 millones de francos suizos (16.103 millones de dólares, 15.881 millones de euros) a medio plazo.
Gottstein ya había llegado a la dirección del banco en un momento tormentoso para el banco, a raíz de que a principios de 2020 su antecesor, Tidjane Thiam, dimitiera tras conocerse que varios ex altos cargos de la entidad habían sido investigados internamente tras anunciar su contratación por la competencia.
A principios de este año, el entonces presidente de Credit Suisse, António Horta-Osorio, también dimitió al descubrirse que había violado normas de cuarentena durante la pandemia de covid, y en marzo se anunció la salida del vicepresidente, Severin Schwan, por presiones de los principales accionistas de la entidad.
El banco por otro lado aún está recuperándose de los problemas derivados de su exposición a las firmas de capital Archegos y Greensill, que colapsaron en 2021 y fueron la principal causa de que Credit Suisse reportara en ese ejercicio pérdidas de 1.500 millones de francos suizos (1.550 millones de dólares, 1.530 millones de euros).
En un momento de constantes malas noticias para la entidad zuriquesa, el banco fue en febrero el centro de un informe publicado por un consorcio de 50 medios internacionales que le acusaba de mantener durante décadas cuentas de clientes corruptos de todo el mundo, unas acusaciones que la entidad calificó de "inexactas y sacadas de contexto".