María Vicente
Madrid, 23 oct (.).- Unai Sordo asume con 49 años su segundo mandato al frente de CCOO con el objetivo de mejorar la presencia del sindicato entre los trabajadores más vulnerables, tras unos años marcados por la pandemia en los que ha mostrado un talante y un discurso cultivado que ha dado otros aires al sindicalismo de clase.
"Nadie te prepara para una pandemia", arrancaba en su primera intervención en este 12 Congreso Confederal de CCOO, del que ha salido reelegido sin oposición y en el que ha puesto en valor el esfuerzo de los trabajadores para salir de una crisis que ha jalonado sus primeros años al frente del sindicato.
Sordo (1972, Barakaldo) se crió en el barrio de Uribarri y educó en un colegio e instituto públicos, donde, aparte de su primer "pinito revolucionario" con un cartel anti OTAN, ya mostraba mucho más afán en la explicación de una metáfora que en comprender integrales y derivadas, tal y como cuenta en su blog personal.
Se tituló como graduado social también en una universidad pública, la Universidad del País Vasco, y trabajó durante unos años en el sector de la madera para, finalmente, llegar a CCOO, algo que se produjo "como pasa algunas veces en la vida, casi por casualidad y con conjunción de astros mediante".
Pero sin duda fue la "deuda social" que tenía la que propició su dedicación al mundo sindical asumiendo en junio de 2000 la Secretaría de Juventud de CCOO de Euskadi para ocho años después asumir la secretaría general del sindicato en la comunidad autónoma, en sustitución de Josu Onaindi, siendo reelegido de nuevo en 2013.
En 2017 decidió dar el salto a Madrid, siendo el único candidato para sustituir al frente de la secretaría general de CCOO a Ignacio Fernández Toxo, quien había decidido promover el relevo generacional del sindicato por la necesidad de transformación y renovación profunda que la organización necesitaba culminar.
Y eso ha hecho, ya que el sindicato ha dado un salto en cuanto a comunicación e imagen, una modernización que le ha llevado a tener mucha más presencia en redes sociales con el propio Sordo al frente.
Aunque tímido en general, Unai Sordo es un gran conversador que lanza su mensaje sindical mediante discursos intensos de ideas profundas que no dejan indiferente al interlocutor, aliñados con algún guiño ácido con el que esboza una media sonrisa.
Entre sus planes para el próximo mandato, asegura, está llevar al sindicato "allí donde los trabajadores de forma autónoma no se pueden organizar", al igual que ha logrado con las cooperativas de la industria cárnica o los "riders".
A este congreso electoral llega tras un primer mandato condicionado por los cambios políticos, con tres ministras de Empleo de tres Gobiernos distintos, que han dificultado su intención de revertir las reformas -laboral y de pensiones- que instauró Mariano Rajoy.
Con la llegada de un Gobierno de coalición PSOE-Podemos, Sordo vio el momento idóneo de abordar los cambios reclamados, asegurando la sostenibilidad económica pero también social del sistema de pensiones, recuperando la negociación colectiva y atajando la temporalidad que genera precariedad.
Sin embargo, la irrupción de la pandemia paralizó estos planes y llevó al sindicato -al igual que al resto de la sociedad- a enfrentarse a "situaciones que era prácticamente imposible prever", para lo que se centró, junto a UGT, patronal y Gobierno, en parar el golpe sobre el mercado de trabajo.
Fruto de ello son 12 acuerdos sociales firmados con el Gobierno, entre ellos, las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) y la puesta en marcha de un sistema de protección para los trabajadores durante la pandemia, los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).
En el ámbito personal, Unai Sordo, se siente "muy de Bilbao y del barrio", aunque para "desconectar" de vez en cuando opta por recluirse en el pueblo de su familia materna, Castronuño (Valladolid), donde de chaval participó en un par de campañas de recogida de la fresa.
Aficionado a la lectura de novela y ensayo, le apasionan los viajes y la fotografía, con una especial predilección por las viejas ciudades europeas.