Madrid, 11 may (.).- La presidenta de la patronal del seguro Unespa, Pilar González de Frutos, ha dicho este martes que el Gobierno ha retirado las bonificaciones fiscales al seguro en el peor momento.
En una conferencia en la semana del seguro organizada por Inese, González de Frutos ha explicado que la pandemia ha intensificado los retos a los que ya estaba sometido el sector de forma previa, entre ellos la caída persistente del ahorro.
Ha señalado que en el año 2020, el esfuerzo de ahorro-previsión de los hogares españoles pasó del 0,7 % de su renta disponible al -0,6 %; es decir, que dejaron de ahorrar 13 de cada 1.000 euros, cuando a principio de los años 2000 el ahorro sumaba 42 euros de cada 1.000.
En este entorno de reducción progresiva del ahorro "nuestras autoridades le han echado gasolina a la hoguera retirando beneficios fiscales probablemente en el peor momento para haberlo hecho", ha dicho la presidenta de Unespa.
Por ello, considera que la previsión debe reinventarse en un entorno de tipos bajos continuados para hacerla atractiva a los clientes sin perder de vista la solvencia y ha defendido la colaboración público-privada, que es la forma de hacerla verdaderamente eficiente.
Otro de los problemas a los que debe hacer frente el sector es el crecimiento moderado de la base de clientes derivada del menor ritmo de aumento en el número de hogares.
Por ello, el reto a futuro es dar más servicio, prestarlo en mejores condiciones y "tener la creatividad de generar servicios innovadores que respondan a la existencia de riesgos viejos no cubiertos, o de riesgos nuevos".
En este nuevo escenario, ha desaparecido la certidumbre por lo que el sector de los seguros debe convertirse, según González de Frutos, en proveedor de estabilidad y de certezas, con transparencia: "Porque no podemos proteger a quien no entiende cómo le protegemos o desconfía de nuestros silencios".
En la sociedad pospandémica se abrirá la demanda de nuevos protectores, de agentes capaces de aportar la tranquilidad perdida, por lo que las aseguradoras tienen que mejorar sus estructuras y sus procesos de atención al cliente, así como la presencia social mediante un uso "racional, adecuado y humanamente sostenible" de los recursos tecnológicos.
El consumidor del siglo XXI "quiere todas las ventajas de la tecnología, pero no confiará la protección de sus riesgos a una máquina, porque las máquinas no hablan su lenguaje", según la presidenta de Unespa.