Emilio López Romero
Nueva York, 6 ago (EFE).- Wall Street cerró hoy la jornada sin apenas cambios tras una sesión de gran volatilidad en la que se frustraron dos operaciones empresariales de gran calado y en la que los mercados estuvieron pendientes de la crisis en Ucrania.
El índice favorito de los tiburones de Wall Street, el selectivo S&P 500, concluyó este miércoles la jornada tres décimas por encima del cierre anterior, cuando se situó en su nivel más bajo en los últimos dos años.
Mientras, la principal referencia del parqué neoyorquino, el Dow Jones de Industriales, terminó con un leve ascenso del 0,08 % hasta los 16.443,34 puntos y el índice compuesto del mercado Nasdaq avanzó el 0,05 % hasta las 4.355,05 unidades.
La jornada arrancó con pérdidas consistentes en los tres indicadores, contagiados en buena medida por el pesimismo de sus colegas al otro lado del Atlántico y preocupados, otro día más, por el agravamiento de las tensiones en Ucrania.
A medida que fue avanzando la sesión las pérdidas se fueron moderando y desde entonces, y hasta los últimos compases del día, los tres indicadores se debatieron entre los números rojos y las tímidas ganancias que finalmente se impusieron en Wall Street.
Al margen de las tensiones geopolíticas, que en esta ocasión se centraron especialmente en las tensiones entre Rusia y las potencias occidentales, los operadores en Nueva York trataron de asimilar el descarrilamiento de dos operaciones empresariales de gran calado.
Por un lado, la decisión del grupo de comunicación 21st Century Fox de retirar su oferta por Time Warner por unos 76.000 millones de dólares, anuncio que llevó a las acciones del primero a subir el 3,29 % y las del segundo a caer con fuerza más del 12 %.
Por otro, la renuncia de Sprint a comprar T-Mobile tras encallar dos meses de negociaciones con el grupo alemán Deutsche Telekom, lo que llevó a las acciones de la operadora a desplomarse este miércoles casi el 19 %.
El otro gran titular empresarial del día vino de la mano de la cadena de farmacias Walgreen, que completó la toma de control del grupo británico Alliace Boots, pero decepcionó a los mercados al anunciar que mantendrá su sede en Estados Unidos.