Agustín de Gracia
Nueva York, 12 dic (.).- A no ser que haya algún tropiezo de última hora, Wall Street está cerrando un año altamente positivo, con múltiples récords en sus indicadores, pero en medio de temores de que pueda surgir un fuerte retroceso en los valores.
Se trata del primer año de la gestión presidencial de Donald Trump, un empresario metido en la política y que llegó a la Casa Blanca en medio de dudas del parqué neoyorquino, alimentadas por su carácter temperamental y los recelos hacia su gestión.
Sin embargo, ya desde poco después de su victoria en los comicios del 8 de noviembre comenzó a haber cierta reconciliación de los mercados con el gobernante, y el mandato presidencial que empezó el 20 de enero ha derivado en repetidas marcas bursátiles históricas.
Al cierre de noviembre, el Dow Jones de Industriales, el principal indicador del mercado, ha acumulado en el año un avance del 22,8 %, mientras que el selectivo S&P 500 ha ganado un 18,2 %.
Ha sido un año en el que el índice compuesto del Nasdaq se ha mantenido firme en los niveles que había alcanzado durante la llamada "burbuja tecnológica" de hace tres lustros, cuando llegó a superar los 5.000 puntos.
En los primeros once meses del año, estos tres indicadores del mercado han coincidido en anotarse 29 récords triples en la misma sesión, pero han sido muchas más las marcas históricas que han tenido individualmente durante el año.
Como un ejemplo claro del impulso, el Dow Jones tardó 76 días para pasar de los 22.000 puntos hasta los 23.000, el pasado 17 de octubre, algo que sorprendió a los comentaristas. Sin embargo, ha tardado 44 días, menos aún, para pasar desde los 23.000 a los 24.000.
Ese nivel se alcanzó en la última sesión de noviembre, algo que fue recibido con el habitual entusiasmo de Trump, quien tuiteó que si los demócratas hubieran ganado los comicios, el mercado bursátil "habría bajado un 50 %".
"Hay un gran ímpetu en la economía de Estados Unidos que está teniendo su reflejo en el mercado bursátil", sostiene el vicepresidente de derivados financieros de la firma Charles Schwab (NYSE:SCHW), Randy Frederick.
"Sólo algo completamente inesperado puede descarrilarlo", agrega.
Los comentaristas apuntan tres razones para este repunte: el aumento en las ganancias corporativas, una ola de recompras de acciones por parte de las empresas y políticas de apoyo de la Reserva Federal (Fed).
El momento, sin embargo, se está mirando con cautela tanto por muchos comentaristas como por la Fed, recelosa de que el precio tan alto que han alcanzado los valores pueda tener consecuencias graves si hay un brusco descenso.
"No queremos generar una condición de grandes altibajos en la economía", dijo la presidenta de la Fed, Janet Yellen, en su más reciente testimonio ante el Congreso.
La Fed tiene la llave para decidir si en diciembre aprueba una nueva subida en las tasas de interés, como parte de la recuperación gradual a la que se ha comprometido el banco central para normalizar la política monetaria.
"Lo queremos hacer gradualmente, porque si permitimos que la economía se caliente en exceso, nos podríamos encontrar con una situación en la que tendríamos que subir las tasas y provocar una recesión", agregó Yellen.
Son muchos los que anticipan una corrección bursátil, aunque nadie apuesta a si será en un plazo de semanas o de meses.
Según el gigante de fondos de inversión Vanguard, una encuesta hecha entre inversores indica que existe un 70 % por ciento de posibilidad de que haya una corrección en el mercado.
Entre los que han dado señales de alarma se encuentra Carl Icahn, uno de los magos financieros más respetados del parqué neoyorquino, que justo al cierre de noviembre anticipó una corrección a la baja, aunque no cree que vaya a ser "una locura".
"Creo que todo esto ha llegado a un estado eufórico", alertó Icahn.
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