Ángel Gómez
Nueva York, 15 dic (EFE).- Ya llevan muchos meses los analistas de Wall Street jugando con la posibilidad de que cada reunión de la Reserva Federal se cerrará con un aumento en las tasas de interés de referencia, que no varían desde hace siete años.
Esta vez es igual, y, como el cuento de Pedro y el lobo, la intensidad de las opiniones indica que, esta vez sí, el lobo aparecerá, y los analistas, o Pedro, dejarán de asustar a la población, o de anticipar una mayor bonanza, según se interprete.
En octubre, en la última reunión de la Reserva Federal, las cosas no parecían tan claras, y la aparición del lobo no era tan evidente, pero sí era una apuesta con mayor peso en otras reuniones anteriores de la Fed.
De las dos variables económicas más importantes que toma la Reserva Federal para aplicar la "normalización" monetaria, o la subida de las tasas de interés desde los niveles mínimos de ahora, una de ellas cumple con el objetivo, pero la otra no.
El desempleo está en el 5 %, la tasa más baja desde mediados de 2008, cuando estalló la más reciente crisis financiera en Estados Unidos, con un impacto mundial que todavía colea en muchas regiones.
Pero la inflación del 2 %, otra de las variables importantes, aún no se ha logrado. De hecho, hoy mismo se anunció que hasta noviembre pasado la inflación interanual era del 0,5 %.
La Fed y los analistas ya comienzan a asumir que, teniendo en cuenta lo bajo que está el precio del petróleo y su impacto en la inflación, pasará tiempo antes de que se alcance esa meta del 2 %.
Por eso apuestan a que la Fed se inclinará mañana por subir las tasas en una cantidad mínima, un cuarto de punto porcentual, y pasará tiempo antes de que vuelva a revisarlas y recuperar el "proceso de normalización".
Es decir, mañana, más que lobo, posiblemente lo que aparezca sea un lobato.