Moscú, 14 abr (.).- Las grandes petroleras estatales rusas defendieron hoy el acuerdo de recorte de la producción, a pesar de que supone una derrota de la estrategia de Rusia en el mercado del crudo, ya que tendrá que reducir 2,5 millones de barriles diarios (mbd) en mayo y junio, algo impensable hace solo unas semanas.
"El acuerdo era imprescindible. En condiciones de una fuerte caída de la demanda, como la que observamos, la única estrategia eficaz es una disminución consensuada y controlada de la producción mundial", admitió el presidente de la petrolera Gazprom (MCX:GAZP) Neft, Alexandr Diukov, en una entrevista publicada hoy en el diario "Kommersant".
El nuevo acuerdo de la alianza OPEP+, al que se sumaron Estado Unidos y otros productores, prevé un recorte de la oferta de crudo de 9,7 mbd para estabilizar su precio ante el desplome de la demanda causado, principalmente, por la pandemia de la COVID-19.
Pero no fue esa la postura de Rusia a comienzos de marzo en la reunión de la OPEP+ en Viena, donde su ministro de Energía, Alexander Novak, rechazó un nuevo acuerdo de recorte de producción de 1,5 mbd, según el cual las petroleras rusas debían reducir su producción en 600.000 barriles.
La respuesta de Arabia Saudí, país promotor de ese nuevo recorte, fue instantánea: anunció el aumento de su producción y desató una guerra de precios, que en solo un mes obligó a Rusia a modificar su planteamiento.
Novak aseguró que el nuevo acuerdo de la OPEP+ ha sido respaldado por todas las petroleras del país, mientras el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, destacó que este consenso "ha permitido impedir que el mercado del crudo caiga en una estado de caos".
El presidente de Lukoil (MCX:LKOH), la mayor petrolera privada del país, Leonid Fedún, calificó de "humillante y duro", aunque necesario, el nuevo acuerdo de recorte de producción, que comparó con la Paz de Brest de 1918, el tratado oneroso que firmaron los bolcheviques con Alemania en la Primera Guerra Mundial.
Por su parte, el exdiputado opositor Guennadi Gudkov escribió hoy en su blog que lo sucedido el fin de semana ha hecho añicos el mito de Rusia como una superpotencia energética, dado que "un grupo de países del 'tercer mundo' ha puesto al Gobierno de Rusia prácticamente de rodillas, amenazando con arruinar la economía del país sin ninguna guerra ni conflicto regional".