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Por Jeffrey Goldfarb
(Reuters) - Airbnb, el servicio de alquiler de viviendas, y la aplicación para compartir coches Uber han asegurado recientemente cuantiosas inversiones que han disparado su valor. Al mismo tiempo, se enfrentan a la creciente resistencia por parte de las autoridades electas y los reguladores, evidenciadas recientemente por un crítico estudio publicado esta semana por el fiscal general de Nueva York.
Las dos firmas de Silicon Valley, junto con rivales directos y otras compañías con conceptos similares como cuidado de mascotas, limpieza del hogar y preparación de comidas, se han convertido en empresas consolidadas, en algunos casos ignorando las leyes en el proceso. David Bonderman, el cofundador de la compañía de inversiones TPG - inversor tanto de Airbnb como de Uber - explicó la lógica este mismo año: "Lo que han descubierto, en mi opinión, es que eres mejor pidiendo perdón que pidiendo permiso".
En efecto, algunos de estos servicios se han consolidado creando fieles bases de clientes que han llevado a Airbnb a lograr en abril una inversión de 450 millones de dólares para alcanzar un valor estimado de 10.000 millones. Uber lo superó pocos meses después firmando una inversión de 1.200 millones de un grupo que incluía la firma Fidelity para terminar con un valor estimado de 18.000 millones.
Puede que les haya llegado el momento de pedir perdón, pese a todo. El año pasado, Airbnb utilizó su propia investigación para asegurar que generaba 630 millones en actividad económica para la ciudad de Nueva York. En todo caso Eric Schneiderman, prestigioso abogado de Nueva York, declaró que cerca de tres cuartos de las reservas de Airbnb en la ciudad en los últimos años eran ilegales. Mientras tanto, jueces de Pennsylvania dictaminaron el cese de los servicios de Uber, uno más entre los impedimentos que la compañía ha encontrado a nivel global.
Parte de los argumentos parecen propios de grupos anquilosados y poderosos, como la industria hotelera o los taxistas, en busca de protección. Existen preocupaciones legítimas en cualquier caso sobre la seguridad - en casos de incendio, por ejemplo - así como sobre seguros e impuestos.
Hay sin embargo algunos signos de conciliación. Airbnb empezó a recolectar impuestos de ocupación de huéspedes en San Francisco y Portland, en un intento de apaciguar a las autoridades locales. Uber contrató a uno de los asesores más importantes del presidente Obama, David Plouffe, para que le ayudase a moverse en los ambientes políticos con mayor comodidad. Para que estos nuevos iconos económicos den su siguiente paso, tendrán que poner de su parte.
(El autor es un columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones expresadas en este artículo son suyas)