Por Angus Berwick y Sam Edwards
BARCELONA/GIRONA (Reuters) - Veinticuatro horas después de ser cesado, el presidente catalán había decidido abandonar el país y llevar su campaña por la independencia al corazón de la Unión Europea, pero primero necesitaba atar algunos flecos importantes.
La alianza secesionista de Carles Puigdemont amenazaba con descarrilar y la principal organización independentista civil de la región estaba descontenta con su plan. Así que convocó una reunión de aliados políticos la víspera de su marcha a Bruselas, según tres fuentes con conocimiento directo de los hechos.
En la aldea de Vilahur, cerca de la localidad donde reside Puigdemont, ocho personas, incluido él y el vicepresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), se reunieron para cenar en una casa rural, dando por hecho que el dirigente cesado y otros presentes serían arrestados por rebelión en horas, dijo una fuente.
Puigdemont informó al grupo de que no abandonaba su lucha, como temían los líderes de la ANC que se interpretara su marcha, y que usaría Bruselas, sede de la Comisión Europea y del Parlamento, como escenario para poner de relieve la supuesta represión del movimiento independentista por parte del Gobierno español, añadió la fuente.
Tras acabar la reunión, el grupo se volvió a encontrar a la mañana siguiente y acordaron respaldar su plan, que también incluía un compromiso para concurrir a las elecciones autonómicas convocadas por el Gobierno español para el 21 de diciembre, otro punto de contención para la ANC.
Puigdemont les dijo que estaba preparado para "pasar 30 años en la cárcel" por esta causa y el resto le abrazaron en lo que la fuente describió como una emotiva despedida. El vicepresidente de la ANC, Agustí Alcoberro, estaba entre ellos.
El relato del encuento muestra la rapidez con la que el movimiento independentista reaccionó para superar divisiones internas y acordar un plan somero para las próximas semanas.
Aunque los dos principales partidos proindependencia -PDeCat y ERC- decidieron finalmente el martes concurrir por separado, sus manifiestos estarán coordinados y se espera que unan fuerzas tras las elecciones.
Un sondeo de opinión de esta semana mostró que los partidos proindependentistas obtendrían el mayor número de votos, pero no tienen asegurada la mayoría del Parlamento regional ni tampoco está claro que Puigdemont vaya a seguir liderando la causa independentistas. No fue posible contactar con él para que hiciera comentarios.
CON EL PASO CAMBIADO
En el momento de las conversaciones de Vilahur, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, parecía tener ventaja tras sorprender a los secesionistas convocando elecciones mucho antes de lo que esperaban, según fuentes próximas a Puigdemont.
La coalición de Puigdemont, una suma dispar de partidos cuya único nexo común es la independencia, ha mostrado diferencias estratégicas durante sus dos años de gobierno. Algunos incluso hablaban de boicotear las elecciones, lo que podría haber supuesto el fin del movimiento.
"La respuesta de Rajoy le pilló con el paso cambiado", dijo un aliado de Puigdemont.
Cuando Rajoy soltó la bomba electoral, Puigdemont aún estaba celebrando la votación en el Parlament que ese mismo día había declarado la república en Cataluña.
El dirigente catalán tuvo que moverse con rapidez para asegurarse un consenso para el plan de Bruselas, y, lo que es más importante, que su coalición participase en las elecciones que habían sido convocadas por una nación de la que ya no se consideraban parte.
En la primera reunión convocada a última hora del 27 de octubre, en el edificio del Parlamento regional, la coalición decidió que sólo unos pocos ministros irían con Puigdemont a Bruselas y el resto se quedaría y se defendería de cualquier acusación de sedición, dijeron fuentes que fueron informadas sobre esa reunión.
Después, el líder catalán condujo a Girona, la ciudad de la que fue alcalde. En un patio de un edificio gubernamental, grabó un mensaje pidiendo una oposición no violenta a la toma de control de Rajoy de la región. Fue televisado por la cadena pública regional TV3, que lo denominó "presidente".
Después, comió con su mujer y dos amigos en una vinoteca local y caminó con ellos hasta la Plaça de la Independencia de Girona, donde se hizo algunas fotos mientras los transeúntes aplaudían y gritaban "Larga vida a Cataluña".
Pese a lo desafiante de la escena, el día no estaba yendo bien para la recién declarada república catalana.
Rajoy estaba recibiendo el respaldo de las potencias mundiales, entre ellas Francia, Alemania y Estados Unidos. Las autoridades españolas ya estaban haciéndose con el control de las instituciones catalanas.
LA CONEXIÓN FLAMENCA
Sin embargo, Puigdemont recibió algunas noticias que parecían justificar su estrategia en Bruselas justo cuando él y cuatro de sus exconsejeros viajaban hacia allí.
El ministro de migración de Bélgica, Theo Francken, dijo que si Puigdemont buscaba asilo político en Bélgica, sería "poco realista" otorgarlo. Bélgica es uno de los pocos estados de la UE donde los ciudadanos de europeos pueden solicitar asilo.
Francken pertenece al partido nacionalista flamenco N-VA, que apoya la autodeterminación catalana. Dijo que todavía no se había presentado una solicitud de asilo, pero que los acontecimientos "avanzaban rápidamente".
Mientras tanto, Puigdemont estaba en el automóvil de un amigo que se dirigía a Marsella, en el sur de Francia, donde abordaría un vuelo a Bruselas. Para confundir a la policía española, alguien condujo su automóvil oficial en una dirección diferente.
Desde su llegada a Bruselas, Puigdemont y los cuatro exconsejeros que lo acompañaron se han visto sacudidos por órdenes de arresto europeas por rebelión y sedición, delitos que pueden acarrear hasta 30 años en la cárcel.
En España, otros ocho exconsejeros han sido enviados a prisión preventiva a la espera de una investigación y posible juicio por rebelión, sedición y malversación de fondos públicos.
Puigdemont no ha solicitado asilo pero se encuentra en libertad en Bélgica a la espera de una audiencia sobre extradición el 17 de noviembre, a la que su abogado ha dicho que se opondrá.