Por Philip Pullella
CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - Una parroquia católica en Alemania retiró sus bancos para dejar espacio a los refugiados y un grupo de monjes franciscanos cerca de Roma alojó a una familia en su convento.
Pero en el norte de Italia, un cura rural afrontó hostilidades cuando pidió a sus feligreses que acogieran a musulmanes que buscan refugio.
Cuatro meses después de que el papa Francisco pidió a sus feligreses y comunidades religiosas de Europa recibir al menos a una familia de refugiados cada uno, la respuesta ha sido mixta.
Los brazos han estado abiertos en algunos lugares, pero la indiferencia, la burocracia, el temor y la xenofobia han estado presentes en otros, particularmente después de los atentados en París por parte de yihadistas, que dejaron 130 muertos.
Cerca de un millón de inmigrantes llegaron por mar a Europa en 2015, de los cuales unos 3.700 murieron, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Algunos de ellos probablemente estarán buscando refugio en las cerca de 120.000 parroquias católicas en Europa a las que iba destinado el llamamiento del Papa.
Pero en Italia -que tiene más de 25.000, el mayor número de Europa- sólo 1.000 parroquias han respondido, según el padre Giancarlo Perego, director de la Fundación Migrantes, asociada con la iglesia. Otras 1.500 familias se han ofrecido a albergar refugiados.
Perego y otros altos cargos de la iglesia sostuvieron, de todos modos, que muchas parroquias católicas mantenían servicios de apoyo a los inmigrantes mucho antes de la apelación papal.