Por Sam Edwards, Isla Binnie y Maja Zuvela
BARCELONA/ROMA/SARAJEVO (Reuters) - Las multitudes que inundan los más famosos destinos turísticos de Europa están desatando violentas reacciones de vecinos y activistas, que van desde protestas y mensajes de "go home" hasta intimidación física.
A lo largo del sur de Europa, desde las rondas de Barcelona hasta las hordas que desembarcan en la croata Dubrovnik, los residentes se quejan cada vez más de que el alza del turismo está volviendo sus vidas intolerables.
La reacción ha levantado preocupación porque se trata de uno de los grandes motores económicos de la región. Debido a esto, las autoridades se decidieron a actuar.
Roma está considerando limitar el número de visitantes en partes de la llamada Ciudad Eterna, como la famosa Fontana de Trevi. La medieval Dubrovnik planea frenar la cantidad de cruceros que llegan a la ciudad, mientras que Barcelona delinea un nuevo impuesto al turismo.
En Venecia, el mes pasado los vecinos marcharon entre una multitud de visitantes para protestar contra el turismo descontrolado. Llevaban un cartel que rezaba "mi futuro es Venecia".
Jóvenes activistas planean una manifestación similar para este mes en San Sebastián, en el País Vasco.
En Barcelona, donde el enojo ha estado incubándose desde hace un tiempo, algunos graffitis se han vuelto amenazantes, como el de una silueta con un blanco en la cabeza con la leyenda "¿Por qué le llamamos temporada turística si no podemos dispararles?".
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, intervino esta semana después que el enojo contra los turistas llegara a la agresión física.
Un video muestra a activistas enmascarados encendiendo bengalas a las puertas de un restaurante lleno de turistas en Palma de Mallorca. Luego, en las imágenes los activistas entran en el local y lanzan confeti contra los asustados comensales.
Rajoy describió a los activistas como "extremistas yendo contra el sentido común". El turismo representa un 12 por ciento de la economía española.
Videos similares fueron divulgados esta semana con el eslogan "el turismo acaba con los barrios". En uno, varios encapuchados detienen un autobús en Barcelona, rompen sus neumáticos y rayan el parabrisas.
"No hemos visto nada de eso pero ya oímos que a los vecinos no les gustan mucho los turistas", declaró el holandés de 20 años Roel Theuniszen, que paseaba por el popular Parque de la Ciudadela.