Por Terje Solsvik y Camilla Knudsen
OSLO (Reuters) - Cinco minúsculos partidos políticos podrían resultar decisivos en el parlamento noruego después de las elecciones del 11 de septiembre, lo que supone un riesgo para la poderosa industria petrolera del país y podría complicar más aún la formación de un gobierno.
Los Verdes, que quieren limitar la industria petrolera de Noruega, y el marxista Partido Rojo, que pide una mayor justicia social, están los partidos que aspiran a tener más influencia, al igual que los más experimentados Izquierda Socialista, los centristas Liberales y los conservadores Demócratas Cristianos.
En total, la nación nórdica presenta por lo menos diez alternativas potenciales de gobiernos de coalición minoritarios o mayoritarios y el resultado de la votación es particularmente difícil de predecir, dicen los encuestadores.
"Hace cuatro años teníamos bloques más claros", dijo a Reuters el analista electoral Svein Tore Marthinsen. "Hoy en día no está muy claro cuáles son las alternativas en la izquierda... y la imagen tampoco está clara en el otro lado", añadió.
Las encuestas muestran un empate entre el bloque de centroderecha de la primera ministra Erna Solberg, del Partido Conservador, y su rival, el líder del Partido Laborista Jonas Gahr Stoere, lo que significa que el resultado podría decantarse por pequeños cambios en los apoyos que reciben los partidos pequeños.
Mientras Solberg se ha comprometido a recortar los impuestos sobre la renta para impulsar el crecimiento y la creación de empleo, Stoere quiere aumentar los impuestos sobre los altos ingresos y los ricos para financiar mejor el extenso estado de bienestar de Noruega. [nL8N1L04HQ]
Como principal productor de petróleo y gas de Europa occidental, la nación de unos 5,3 millones de personas ha acumulado además un fondo soberano de cerca de un billón de dólares, y el próximo parlamento se enfrenta a decisiones clave sobre el riesgo a asumir en las inversiones. [nL8N1L11MV]
VERDES Y ROJOS
Una encuesta del miércoles mostraba que el gobierno de derecha y sus socios obtendrían 81 escaños, mientras que la oposición de centroizquierda podría alcanzar 77, quedando los dos por debajo de una mayoría de 85 diputados.
Los verdes, que no se han alineado con ninguno de los dos bandos, tendrían 11 escaños, según la encuesta del diario financiero DN que apunta, al igual que otros sondeos, que podrían ser decisivos. [nL8N1L85J1]
Otras encuestas sugieren que el Partido Rojo podría ser el que incline la balanza, sin embargo, o que los democristianos, al cambiar el signo de su alianza (están en la coalición del gobierno actual), podrían ayudar a los laboristas a subir al poder.
Los Verdes, a quienes la encuesta de DN da un 6,1 por ciento de los votos, quieren impedir que las empresas petroleras exploren, lo que limitaría las perspectivas de un sector que representó la mitad del total de exportaciones el año pasado.
"Nuestro ultimátum, nuestra condición única, es: 'Deja de explorar petróleo y gas'", dijo a la prensa Rasmus Hansson, uno de los dos portavoces nacionales del partido.
"Lo hacemos por el clima y también porque es un criterio clave del acuerdo climático de París".
El partido, que también quiere cerrar la producción de petróleo de Noruega en 15 años, se ha negado a decir si apoyará a Solberg o a Stoere.
Ambos candidatos han dicho que el futuro de la industria petrolera noruega es crucial para ellos y que no serán rehenes en esta cuestión.
Por el contrario, el Partido Rojo, al que la encuesta del 15 de agosto da un 4,7 por ciento, apoyará a Stoere.
Pero su apoyo tiene un precio. También busca una limitación gradual de la producción de petróleo, quiere introducir una jornada laboral de seis horas y renegociar el acuerdo que Oslo mantiene con la UE para su acceso al mercado común.
La Izquierda Socialista es más moderada que el Partido Rojo y ha gobernado antes con el Partido Laborista. Pero también quiere reducir la industria petrolera de Noruega para combatir el cambio climático.
Al otro lado del espectro, la actual coalición gobernante necesita el apoyo continuo del Partido Demócrata y los Liberales en el parlamento.
Pero los demócratas cristianos se han vuelto más reacios a apoyar a un gobierno que incluya al populista Partido del Progreso, ya que difieren en cuanto a inmigración y asilo.
Los Liberales, por su parte, preferirían un gobierno que no incluya al Partido del Progreso, pero podrían seguir apoyando a la actual coalición.
"Es muy difícil predecir el resultado", dijo Marthinsen.