Por Elizabeth Piper
LONDRES (Reuters) - Los críticos con los planes de Theresa May para la salida británica de la Unión Europea aumentaron la presión sobre la primera ministra el domingo, y un exministro dijo que el equipo de su gabinete debería ejercer su autoridad para obligarla a cambiar de rumbo.
A menos de seis meses para que se produzca el Brexit, ambas partes sostienen intensas conversaciones para tratar de sellar un acuerdo sobre los términos del divorcio británico. May participará este miércoles en una cumbre en Bruselas.
El ministro para el Brexit, Dominic Raab, tiene previsto reunirse con el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, en Bruselas el domingo, después de que su departamento dijera que estaban "de acuerdo en que las conversaciones cara a cara eran necesarias" sobre los "grandes problemas que aún quedan por resolver".
Uno de los principales problemas es el plan de contingencia para evitar una frontera dura con Irlanda, miembro de la UE, una red de seguridad que ha fortalecido la oposición a los planes de May después de que sus socios de Irlanda del Norte acusaran al bloque de tratar de anexionar la provincia.
El exministro del Brexit, David Davis, quien renunció a su cargo en julio, criticó al Gobierno por aceptar "el lenguaje de la UE al abordar la frontera de Irlanda del Norte" y dijo que ahora está en mano de los ministros principales usar su influencia.
"Esta es una de las decisiones más importantes que ha tomado el Gobierno en los tiempos modernos. Es hora de que los miembros del gabinete ejerzan su autoridad colectiva", dijo en un artículo Davis, quien hizo campaña para que Reino Unido abandonara la UE en el referéndum de 2016.
"Esta semana, la autoridad de nuestra constitución está en juego", dijo en un texto publicado en el Sunday Times.
Davis también presionó a May para que abandone su propuesta para gestionar la salida de la UE y dijo que el bloque "la ha rechazado. Al público no le gusta. El Parlamento no votará a favor".
Hasta el momento, May ha mostrado poco interés por cambiar de táctica en su estrategia para salir de la UE, presionando para que se aplique su plan y tratando de persuadir a los parlamentarios en su Partido Conservador y en el Partido Laborista para que voten a favor de cualquier acuerdo basado en su plan en el Parlamento.
La propuesta de May implica que Reino Unido permanezca en una zona de libre comercio con la UE para productos manufacturados y agrícolas.
PRESIONES
Las presiones sobre May desde todos los lados del debate sobre el Brexit han aumentado en las últimas semanas a medida que Londres y Bruselas se acercan más a un acuerdo sobre un borrador del tratado de salida que aborde los términos del divorcio, un período de transición y una solución para Irlanda del Norte.
Evitar el restablecimiento de una frontera dura entre el territorio británico e Irlanda, miembro de la UE, se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el acuerdo, ya que los activistas del Brexit temen que un plan de emergencia sin límite temporal mantenga a Reino Unido dentro de una unión aduanera con el bloque por tiempo indefinido.
May insiste en que cualquier acuerdo aduanero como parte del plan de contingencia debe ser temporal, pero la UE se ha negado a establecer una fecha de finalización.
El ministro de Salud, Matt Hancock, sugirió que la red de emergencia podría ser temporal sin fijar una fecha final, un argumento que no convencerá a algunos parlamentarios euroescépticos que están pidiendo a May que "acabe con Chequers", tal como se llama al plan para Brexit de May, en referencia al nombre de la casa de campo de la mandataria donde se gestó.
"Hay diferentes maneras de asegurarse de que algo está limitado en el tiempo. Hay diferentes formas de hacerlo. Por ejemplo, pueden establecerse condiciones para el momento en que terminan las disposiciones (del plan de emergencia)", dijo Hancock a la BBC.
Incluso si May logra un acuerdo de retirada con Bruselas, se encontrará con dificultades para conseguir la aprobación de un acuerdo a través del Parlamento e incluso podría toparse con la oposición de sus socios de Irlanda del Norte a otras leyes, como la aprobación de los presupuestos.
"Soy plenamente consciente de los riesgos de Brexit sin acuerdo, pero los peligros de un mal acuerdo son peores", escribió Arlene Foster en un artículo publicado en el Belfast Telegraph publicado el sábado.
"Esta situación de contingencia no sería temporal. Sería la anexión permanente de Irlanda del Norte y su separación del resto del Reino Unido, y siempre nos dejará sujetos a las reglas establecidas en un lugar donde no tenemos voz", agregó.
A los parlamentarios euroescépticos en su Partido Conservador también les preocupa que la red de seguridad para la frontera irlandesa mantenga a Reino Unido en el ámbito de influencia de la UE para siempre e impida que el país logre nuevos acuerdos comerciales con el resto del mundo.
(Información de Elizabeth Piper; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)