LONDRES, 31 mar (Reuters) - Algunos policías británicos podrían haber ido "un poco lejos", según dijo un ministro el martes, después de las advertencias acerca de que algunas fuerzas estaban convirtiendo a Reino Unido en un estado policial al abusar de sus poderes para hacer cumplir el confinamiento por coronavirus.
Las nuevas regulaciones introducidas el jueves dan a la policía el poder de emitir multas instantáneas de 30 libras (37 dólares) a las personas que se reúnan en grupos de más de dos personas o que salgan de sus casas sin una buena razón, como por ejemplo ir trabajar, comprar comida o hacer ejercicio.
Sin embargo, algunos agentes han sido acusados de ser demasiado entusiastas por utilizar drones para espiar a personas que se pasean por lugares pintorescos, impedir que los que pasean a sus perros lleven a sus mascotas a espacios abiertos o haber instado a algunas tiendas, según algunos medios, a no vender huevos de Pascua porque no eran artículos esenciales.
"La tradición de la policía en este país es que los policías sean ciudadanos de uniforme, no miembros de una jerarquía disciplinada que opera sólo a las órdenes del Gobierno", dijo a la BBC Jonathan Sumption, un exjuez del Tribuanl Supremo del Reino Unido.
"Esto es como un estado policial. Es un estado en el que el Gobierno puede emitir órdenes o expresar preferencias sin autoridad legal y la policía hará cumplir los deseos de los ministros".
A diferencia de otros países, las fuerzas del orden británicas "vigilan por consentimiento" y se enorgullecen de rendir cuentas ante la población y no ante el Estado.
"La policía está haciendo un trabajo difícil y lo está haciendo bien", dijo el ministro de Transporte Grant Shapps a Sky News.
"Estoy seguro de que hay ejemplos individuales en los que tal vez lo miren y piensen han ido un poco más lejos de lo que deberían haber ido, pero en términos generales creo que si la gente ayuda a todo el mundo, incluyendo a la policía, quedándose en casa, entonces no habrá problemas".
(Información de Michael Holden; Guy Faulconbridge y Kylie MacLellan; editado por Raissa Kasolowsky; traducido por Andrea Ariet en la redacción de Gdansk)