Las víctimas de "bullying" en el lugar de trabajo serían más propensas a pensar en el suicidio que las personas que trabajan en un entorno que no es hostil, sugiere un estudio realizado en Noruega.
Los autores entrevistaron a una muestra nacional representativa de unos 1.850 trabajadores, a los que hizo seguimiento entre 2005 y 2010. Menos del 5 por ciento tuvo pensamientos suicidas durante el estudio y ese grupo era dos veces más propenso a convivir con bullying u hostigamiento en el trabajo.
"Nuestro estudio ayuda a comprender cómo el bullying está asociado con los pensamientos suicidas al demostrar que la percepción de ser víctima de hostigamiento por parte de compañeros de trabajo es un precursor de ideas suicidas y no su consecuencia", dijo el autor principal, Morten Birkeland Nielsen, del Instituto Nacional de Salud Ocupacional de la Universidad de Bergen.
En un estudio publicado en la American Journal of Public Health, el equipo de Nielsen revela que cada año, al menos 800.000 personas cometen suicidio, lo que lo convierte en una de las principales causas de muerte. Aunque en la mayoría de los intentos influyen los trastornos psiquiátricos, la mayoría de las personas con esos problemas no se suicida.
Nielsen comentó que la relación entre el bullying y los pensamientos suicidas es un problema en el que es difícil determinar qué aparece primero. Por ello, decidió junto a su equipo entrevistar a la muestra de trabajadores del 2005, 2007 y 2010 para conocer su entorno laboral y su estado de salud mental.
Los autores definieron tres características principales del bullying laboral: un empleado tiene que ser el blanco de una conducta social sistemática no deseada; la exposición debe ser prolongada y, a menudo, con un aumento de la intensidad y la frecuencia; y debe sentir que no puede escaparse de esa situación o detener el maltrato.
Durante el estudio, la proporción promedio de los empleados víctimas de bullying varió del 4,2 al 4,6 por ciento, mientras que la prevalencia de los pensamientos suicidas varió entre el 3,9 y el 4,9 por ciento.
No hubo diferencias en la frecuencia del bullying o los pensamientos suicidas de acuerdo con el género o la edad.
Mientras que los participantes que eran víctimas de bullying al inicio del estudio eran más propensos que el resto a tener pensamientos suicidas hacia el final de la investigación, el equipo no detectó que también sucediera lo opuesto.
Los autores señalan como una limitación del estudio que los participantes recordaran con precisión la exposición al bullying o los pensamientos suicidas.
Los resultados sugieren que los problemas de oficina merecen recibir más atención.
"Padecer bullying es motivo de pensar en el suicidio. Ser víctima de bullying favorece las ideas suicidas y no a la inversa. Este estudio es importante por ese motivo", indicó el especialista.