Por Jan Strupczewski y Alastair Macdonald
BRUSELAS (Reuters) - Un acuerdo de última hora para satisfacer las demandas españolas sobre el futuro de Gibraltar una vez que Reino Unido abandone la UE salvó el sábado una cumbre que se celebrará según lo previsto el domingo y en la que se presentará un acuerdo sobre el Brexit a la primera ministra británica, Theresa May.
May se reunirá por la tarde con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente de la cumbre, Donald Tusk, para recibir garantías definitivas de que todo saldrá bien, después de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, levantara su amenaza de un veto efectivo tras recibir garantías escritas de las autoridades británicas y europeas.
"Hemos dado un paso decisivo y (...) hemos logrado las garantías suficientes para poder abordar la solución a un conflicto que dura mas de 300 años entre Reino Unido y España", dijo Sánchez en una declaración a periodistas en Madrid después de que las conversaciones se alargaran durante toda la noche en Bruselas.
El Gobierno británico escribió al Consejo Europeo de Tusk para decir que no interpretaría su tratado de retirada -que se aprobará el domingo-, en el sentido de que un futuro tratado comercial entre la UE y Reino Unido se aplicaría automáticamente a Gibraltar, aunque el enviado de Londres a la UE dijo trataría de lograr el mejor acuerdo para su territorio.
En la cumbre del domingo por la mañana, se pedirá a los 27 líderes de la UE que aprueben una declaración que excluya específicamente a Gibraltar de los futuros tratados entre la UE y Reino Unido, mientras se deja abierta la posibilidad de que Londres pueda negociar con Madrid acuerdos para Gibraltar.
Los acuerdos del sábado pueden alentar las esperanzas de España de que la UE, una vez que Reino Unido ya no sea miembro, se incline a favor de su antigua reivindicación de recuperar la soberanía de "El Peñón", hogar de una base naval británica históricamente estratégica y de 30.000 personas.
Sin embargo, la arriesgada jugada de Sánchez ha incomodado a algunos en Bruselas por cómo puso en peligro una cumbre minuciosamente coreografiada por lo que muchos consideran fines políticos internos: se enfrenta a unas elecciones autonómicas el próximo fin de semana en Andalucía, región colindante con la península de Gibraltar.
TRAS LA CUMBRE, BATALLA POLÍTICA
Después de poco más de una hora de conversaciones entre ellos, los 27 líderes de la UE se reunirán el domingo alrededor de las 11 de la mañana para compartir con May dos documentos clave: un tratado que establece los términos para una retirada ordenada de los británicos el 29 de marzo y un proyecto sobre cómo puede mantenerse Reino Unido cerca de su mayor mercado siguiendo algunas reglas de la UE después de que un período de transición finalice en dos a cuatro años.
Sin embargo, May se enfrentará a una ardua batalla para que el acuerdo sea aceptado por su propio partido y el Parlamento británico.
"Todos buscábamos un acuerdo bueno y justo", dijo Tusk en una carta el sábado a los otros 27 líderes nacionales confirmando la celebración de la cumbre. "Y creo que finalmente hemos encontrado el mejor compromiso posible".
Así es como May también está tratando de presentar su acuerdo. Sin embargo, manteniendo la presión dentro de su propio Partido Conservador, su rival pro-Brexit y exministro de Exteriores, Boris Johnson, pidió el sábado que se renegocie el acuerdo.
El líder adjunto del partido de Irlanda del Norte del que depende el Gobierno en minoría de May en el Parlamento lanzó nuevos ataques contra su acuerdo de retirada, diciendo que dejaría a Reino Unido en un "lugar lamentable y patético ... encerrado en una camisa de fuerza de la UE".
El DUP, junto con muchos de los conservadores de May y la oposición laborista, amenaza con rechazar los acuerdos.
Las autoridades europeas no tienen claro lo que podría pasar si el Parlamento rechaza el paquete de May y, como Londres, están haciendo preparativos para gestionar los problemas que supondría una salida de Reino Unido sin acuerdo.
El acuerdo de Gibraltar con España fue un recordatorio de las dificultades que han afrontado los británicos desde que votaron en un referéndum de 2016 para poner fin a 45 años de pertenencia a lo que actualmente es el mayor bloque de libre comercio del mundo.
Al igual que los largos meses dedicados a tratar de cuadrar el círculo de sacar a su provincia de Irlanda del Norte de la UE sin crear una frontera aduanera con Irlanda, miembro de la UE, la disputa de Gibraltar reflejó unos problemas con sus vecinos europeos que datan del pasado imperial británico.
(Información adicional de Sam Edwards en Madrid y Gabriela Baczynska y Elizabeth Piper en Bruselas; Escrito por Alastair Macdonald; Editado por Keith Weir; Traducido por Blanca Rodríguez)