Por Philip Pullella
CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - La acusación de esta semana por delitos de abuso sexual contra un funcionario de alto rango del Vaticano, el cardenal australiano George Pell, manchará permanentemente el legado del Papa Francisco al demostrar que fue una mala decisión nombrarlo, dijeron víctimas de abuso.
El nombramiento de Pell, acusado desde hace años por víctimas de haber encubierto a abusadores y de él mismo haber acosado a dos chicos en la década de 1960, demuestra la falta de investigación antes de designar los cargos de mayor rango del Vaticano, dijeron fuentes de la Santa Sede.
Nombrado ministro de economía en 2014 por Francisco y uno de sus principales asesores, Pell ha negado tajantemente haber acosado a los niños o haberse callado ante los casos de abuso. El jueves, la policía australiana lo acusó de múltiples abusos sexuales cometidos hace años en su país natal después de dos años de investigación.
Las acusaciones contra Pell instalan el escándalo sexual en el corazón del Vaticano, de acuerdo a víctimas y sus abogados, y debilitan la credibilidad del Papa en el abordaje de una extensa crisis para la que prometió "tolerancia cero".
"Creo que su legado está bajo severa amenaza", declaró el británico Peter Saunders, víctima de abusos del clero que el año pasado pidió marginarse de una comisión asesora del Papa sobre abusos en protesta por la falta de avances.
Saunders dijo en una conversación telefónica que cuando conoció a Francisco hace tres años pensó que finalmente "había una perspectiva de cambio rápido, significativo y real" en este asunto. "Pero está rodeado de gente que no quiere cambios", añadió.
"El hecho de que el cardenal Pell haya sido nombrado en un alto puesto del Vaticano en lugar de haber enfrentado alguna sanción por la manera en que abordó casos de abusos fue una bofetada en la cara", escribió en su sitio web Marie Collins, de Irlanda, que también fue integrante de la comisión y sufrió abusos sexuales de sacerdotes cuando era niña.
El caso amenaza con ensombrecer los elogios que el Papa argentino ha recibido desde su elección en 2013 por tratar de acercar a la Iglesia Católica a los pobres, los inmigrantes y a los excluidos en el pasado, como los homosexuales.