BEIRUT (Reuters) - El Ejército sirio y el grupo Hezbolá se preparaban el lunes para transportar a combatientes del Estado Islámico desde un enclave en la frontera del Líbano con el este de Siria, después de una ofensiva contra el grupo yihadista que ha durado una semana.
La evacuación pondrá fin a toda presencia de los insurgentes en la frontera, un objetivo clave para Líbano y el grupo chií Hezbolá, y supone la primera vez en que el Estado Islámico acuerda públicamente salir de un territorio por la fuerza.
El domingo, el Estado Islámico accedió a un alto el fuego con el Ejército libanés en un frente y las fuerzas sirias y Hezbolá en otro, después de perder buena parte del enclave montañoso situado en la frontera, lo que allanó el camino para la evacuación.
Hezbolá, un grupo libanés, ha sido un aliado cercano del presidente sirio, Bashar al-Assad, durante los seis años de guerra civil. El Ejército libanés dijo que su ofensiva contra el Estado Islámico no implica coordinación alguna con Hezbolá o con las fuerzas del Gobierno sirio.
Los militantes saldrán de sus posiciones para llegar a un punto en el lado sirio de la frontera donde abordarán vehículos junto a sus familias, que los transportarán a Albukamal, en el este de Siria, dijo una fuente de seguridad libanesa. El canal estatal sirio Ikhbariya informó el lunes de que el grupo estaba quemando su maquinaria e instalaciones.
Un testigo en Siria en la posición donde se están congregando buses para recibir a los combatientes del Estado Islámico vio humo negro elevándose cerca de las montañas y comunicó la presencia de vehículos del Ejército sirio y de Hezbolá.
El acuerdo obligó al Estado Islámico a revelar el paradero de nueve soldados libaneses que fueron capturados cuando el grupo extremista invadió la localidad de Arsal en el 2014.
Un alto funcionario libanés dijo el domingo que era casi seguro que los soldados estuvieran muertos, después de recuperar seis cuerpos y de iniciar las búsquedas de otros dos en áreas previamente controladas por el Estado Islámico.