Por Jesús Aguado y Ingrid Melander
MADRID (Reuters) - El nuevo presidente español, Pedro Sánchez, impulsado al poder tras una extraña alianza de partidos rivales unidos para tumbar al anterior gobierno de Mariano Rajoy, está trabajando intensamente en la formación de un gobierno en minoría que no incluirá a ningún miembro de su rival en la izquierda, Podemos.
El líder del PSOE, un proeuropeista que nunca había estado en un gobierno antes de convertirse en jefe del Ejecutivo español el sábado, ha dicho que quiere que su gobierno dure hasta mediados de 2020 cuando termine el período parlamentario.
Pero con solo 84 de los 350 escaños del Parlamento tras un inesperado salto al gobierno por el escándalo de corrupción que derrocó a Rajoy y su administración conservadora, no parece fácil poder garantizar la duración de su mandato.
La formación anti-austeridad Podemos, rival natural de los socialistas aunque su apoyo fue decisivo para la consecución de la moción de censura que alzó al PSOE al poder, sigue insistiendo en que quiere estar en el gobierno al tiempo que ha pedido a los socialistas modificar un presupuesto que es vital para la gobernanza.
Nacido en los finales de la dura crisis económica reciente, el partido morado pide políticas sociales generosas e impuestos más estrictos para la banca aunque cualquier cambio legislativo requeriría que se repitiese de nuevo la difícil mayoría de la cámara.
La fragilidad parlamentaria y el hecho de que Sánchez llegue a la Moncloa sin pasar por las urnas hacen a muchos aventurarle un viaje corto, proyectando elecciones anticipadas antes del fin de la legislatura previsto en 2020.
"A pesar del cambio de timón, es muy poco lo que el nuevo gobierno español puede hacer realmente", dijo el director de inversiones de renta fija europea de Fidelity, Andrea Iannelli, refiriéndose a la reducida mayoría del PSOE y al apoyo de partidos "con agendas políticas muy diferentes".
La petición de Podemos de entrar en el gobierno fue respondida negativamente por la portavoz de Sánchez la semana pasada, cuando señaló que el Ejecutivo sería "socialista".
En principio, Sánchez podría anunciar los miembros de su gobierno a lo largo de la semana que comienza con los mercados y analistas políticos muy atentos al perfil de los nombramientos.
Con la pretensión de gobernar con los presupuestos del PP, que todavía tienen que pasar el trámite de un Senado en el que tiene mayoría absoluta el partido recién destituido, los especialistas estiman que Sánchez no podrá instrumentar grandes cambios en el rumbo de la política económica.
De hecho, algunos especulan con la posibilidad de que la formación conservadora pueda presentar alguna enmienda a sus propias cuentas para tratar de retirar algunas concesiones al Partido Nacionalista Vasco para que apoyase sus cuentas antes de traicionarles con un voto a favor que acabó por decidir la moción de censura.
"El nuevo gobierno va a ser muy débil", dijeron el viernes los analistas de Natixis (PA:CNAT). "Corre el riesgo de sufrir permanentemente la presión continua de los partidos regionales y separatistas ... su esperanza de vida podría ser muy corta", dijeron los analistas de Natixis.
En el que es uno de sus principales desafíos: tratar de encontrar una salida a la crisis catalana, Sánchez lo tendrá difícil pese a estar dispuesto a recuperar el "talante" del último presidente socialista para cumplir su promesa de recuperar la normalidad en las relaciones pese a que el nuevo gobierno catalán no ha tardado ni un día en presionarle con su agenda independentista.
En el lado opuesto, el líder socialista se encuentra con una economía en sólida recuperación, todavía uno de los países con mayor crecimiento de la zona euro.
(Editado por Carlos Ruano)