Por Ingrid Melander
PARÍS (Reuters) - El primer ministro francés Manuel Valls está decidido a no unirse a la larga lista de políticos que han tenido que reconocer su derrota ante las protestas ciudadanas, dijo al periódico francés Journal Du Dimanche, mientras el gobierno se mantiene firme en su decisión de sacar adelante su reforma laboral.
La línea más dura del Sindicato CGT ha organizado protestas en la calle, huelgas de trenes y el bloqueo de refinerías con el fin de presionar al gobierno para que acabe con sus planes, que facilitarían a las empresas la contratación y despido de trabajadores.
"Si sucumbiésemos a las protestas y a la CGT por obsesionarnos con el corto plazo de 2017 (cuando se celebrarán elecciones generales), lo perderíamos todo", dijo Valls, según el diario francés.
A mediados de la década de 1990, el primer ministro francés Alain Juppe desencadenó los peores disturbios ocurridos en Francia en las últimas décadas por su firmeza en una reforma de las pensiones que finalmente tuvo que echar para atrás después de semanas de huelga y protestas.
El gobierno se encuentra bajo presión para encontrar una solución antes del 10 de junio, día en el que comenzará la Eurocopa 2016 de fútbol en Francia, una competición que la CGT ha amenazado con interrumpir.
El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, apoyó la postura del gobierno.
"En primer lugar hay que ser firme", dijo Sapin en una entrevista con Reuters y tres periódicos europeos. "Hacer lo contrario sería un error con respecto al resto de sindicatos, la mayoría de los cuales apoyan el texto".
El sindicato más moderado CFDT apoya la propuesta de reforma que permitirá a empresarios despedir personal en momentos difíciles pero también dará más poder a los sindicatos para negociar acuerdos unilaterales con las compañías, en lugar de regirse por un convenio colectivo nacional.