Por Peter Thal Larsen
LONDRES, 3 oct (Reuters Breakingviews) - Boris Johnson ha lanzado un órdago al Brexit con un calendario muy corto. El esperado plan alternativo del primer ministro británico para abandonar la Unión Europea tiene varios defectos importantes. Pero incluso si Bruselas está dispuesta a negociar un acuerdo a tiempo para una cumbre que se celebrará dentro de dos semanas, no está nada claro que el Parlamento británico vaya a aprobarlo.
Lo más positivo de la propuesta del exalcalde de Londres es que finalmente haya presentado una. Como era de esperar, abandona la llamada salvaguarda de Irlanda del Norte negociada por su predecesora en el cargo, Theresa May. La propuesta de May intentaba evitar la reinstauración de una frontera dura con Irlanda, pero el Parlamento la rechazó hasta en tres ocasiones. El plan de Johnson haría que Irlanda del Norte se sometiera efectivamente a las normas de la UE sobre productos agrícolas y manufacturados, eliminando la necesidad de controles reglamentarios sobre los artículos que entran en el mercado único de la UE al cruzar la frontera irlandesa.
El plan de Johnson también tiene algunas características menos atractivas. Irlanda del Norte seguiría abandonando la unión aduanera de la UE, por lo que las mercancías que cruzaran la frontera estarían sujetas a controles aduaneros, y potencialmente también a aranceles, si el enfoque del Reino Unido sobre el comercio difiere del de la UE. El Gobierno británico dice que muchos de estos controles podrían automatizarse o, en caso necesario, llevarse a cabo a cierta distancia de la frontera. Incluso en el caso de que esto fuera factible, supondría un gran cambio con respecto a la promesa anterior del Gobierno de no instaurar una frontera dura.
Johnson también quiere someter lo acordado al "consentimiento democrático" de Irlanda del Norte cada cuatro años. Esto podría responder a la necesidad de ganarse el apoyo del Partido Unionista Democrático, cuya oposición ayudó a frustrar el plan de May para el Brexit. Pero parece poco probable que la República de Irlanda acepte una cláusula ambigua que daría a los políticos del otro lado de la frontera el poder de extinguir unilateralmente el acuerdo.
Probablemente la UE intentará seguir adelante con las negociaciones, aunque sólo sea para limitar la capacidad de Johnson de culpar a Bruselas si no logra resolver el Brexit para el 31 de octubre tal y como prometió, o si encuentra una manera de salir de la UE sin un acuerdo. Pero mientras el primer ministro carezca de mayoría parlamentaria, es probable que las concesiones sean pequeñas. Cualquier enfrentamiento definitivo puede tener que aplazarse hasta que Reino Unido postponga de nuevo el plazo para el Brexit y la postura desafiante de Johnson se haya sometido a la aprobación de los electores en unas elecciones generales.
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(El autor es un columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones expresadas son personales.)
(Editado por Swaha Pattanik y Karen Kwok; Traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)