Por Philip Pullella
CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - El papa Francisco le ha pedido a los sacerdotes el miércoles que sean más misericordiosos con los católicos que se han divorciado y se han vuelto a casar fuera de la Iglesia, y señaló que esas personas no deberían ser tratadas como si hubiesen sido excomulgadas.
El delicado tema sobre cómo los 1.200 millones de miembros de la Iglesia católica deberían tratar a los fieles divorciados será un asunto central en una reunión mundial de obispos que tendrá lugar en octubre en el Vaticano.
La Iglesia actualmente predica que estos católicos no pueden recibir la comunión a menos de que se abstengan de tener relaciones sexuales tras divorciarse, dado que su primer matrimonio aún es válido ante los ojos de la comunidad religiosa.
Obispos progresistas han estado buscando un cambio y Francisco ha dado indicios de que también se inclina por una posición más moderada, y que quiere que el sínodo que se realizará en octubre brinde propuestas al respecto.
En declaraciones durante su audiencia general, Francisco dijo que era urgente que la Iglesia desarrolle maneras de brindar una "acogida real" a los católicos que han hallado la felicidad en un segundo matrimonio después de que el primero fracasara.
"Es necesario una acogida fraterna y atenta, en el amor y en la verdad, hacia estas personas que en efecto no están excomulgadas, como algunos piensan: ellas forman parte siempre de la Iglesia", dijo el primer papa latinoamericano de la historia.
Francisco sostuvo que era particularmente importante que los sacerdotes reciban cordialmente a la gran cantidad de hijos de estas parejas.
"¿Cómo podemos pedirle a estos padres educar a los hijos en la vida cristiana si están alejados de la vida de la comunidad?", afirmó.
Los hijos de padres católicos que se han vuelto a casar fuera de la Iglesia no deben cargar el "peso adicional" de hacerlos sentir apartados en las comunidades locales, añadió Francisco.
"La Iglesia no tiene las puertas cerradas a nadie", afirmó.