Por Philip Pullella y Antoni Slodkowski
RANGÚN (Reuters) - El Papa Francisco instó el jueves al pueblo de Myanmar a abrazar la paz y la reconciliación mientras el país emerge de casi cinco décadas de gobierno militar, aún dividido por conflictos étnicos y disputas comunitarias.
El Papa hizo esta apelación en una misa al aire libre en Rangún, en el tercer día de una visita cargada de riesgos diplomáticos por una represión militar que ha llevado a unos 620.000 musulmanes rohinyá a huir del país de mayoría budista.
En un discurso el martes, el líder de la Iglesia Católica evitó utilizar el término "rohinyá", siguiendo el consejo de asesores del Vaticano que temían que su mención pudiera desatar un incidente diplomático que volviera al Gobierno y al Ejército de Myanmar en contra de la minoría cristiana.
Sin embargo, su llamamiento a la justicia y el respeto a los derechos humanos fue ampliamente considerado como aplicable a los rohinyás, quienes no están reconocidos como ciudadanos o miembros de un grupo étnico diferente.
Sólo unos 700.000 de los 51 millones de ciudadanos de Myanmar son católicos romanos. Miles de ellos viajaron desde lejos a Rangún para ver al Papa y muchos asistieron a la misa del miércoles en lo que había sido un hipódromo durante la época colonial británica.
Entre las decenas de miles de asistentes había curas, monjas, diplomáticos, líderes de la gobernante Liga Nacional para la Democracia de Aung San Suu Kyi y miembros de grupos étnicos con sus trajes tradicionales, que cantaban y ondeaban banderas de Myanmar y del Vaticano mientras esperaban al Papa.
En su homilía, Francisco llamó al pueblo de Myanmar a promover "la reconciliación y la paz que Dios quiere que reine en cada corazón humano y en cada comunidad (...) Sé que Myanmar carga las heridas de la violencia, heridas tanto visibles como invisibles".
Francisco partirá el jueves hacia Bangladés, donde se reunirá con un grupo de refugiados rohinyás en la capital Dacca.