Por Philip Pullella y Sergio Goncalves
El Papa Francisco rezó el viernes por el fin de las guerras que laceran al mundo y pidió a los fieles que derriben todos los muros para que se propague la justicia y la paz, en su visita a uno de los santuarios más famosos del catolicismo.
En el comienzo de un viaje de 24 horas a Portugal, el Santo Padre llegó al Santuario de Fátima, donde la Iglesia Católica dice que la Virgen se apareció a tres niños portugueses hace 100 años en lo que entonces era un pobre pueblo de agricultores.
El objetivo principal del viaje a la ciudad en el centro de Portugal, que recibe alrededor de 7 millones de visitantes al año, es una gran misa al aire libre el sábado para canonizar a dos de los niños.
Los dos, Francisco y Jacinta Marto, murieron poco después de las apariciones a los nueve y diez años. La tercera, Lucia Dos Santos, se convirtió en monja y murió en 2005 a los 97 años.
Bajo la mirada de cientos de miles de personas, Francisco leyó una larga oración ante una pequeña estatua de la Virgen, donde dejó como ofrenda una rosa dorada. "Imploro por la concordia mundial entre todos los pueblos", dijo, lamentando la sangre "derramada en guerras que desgarran nuestro mundo".
En su oración, que la multitud escuchó en silencio, el Sumo Pontífice abordó a otro asunto importantes para su papado: la justicia para los pobres, refugiados y marginados.
"Seguiremos todos los caminos y en todas partes peregrinaremos, derribaremos todos los muros y cruzaremos cada frontera mientras nos dirigimos a todas las periferias para dar a conocer la justicia y la paz de Dios", dijo.
La historia de los pastores de Fátima ha cautivado a los católicos desde que se reportó la primera aparición el 13 de mayo de 1917.