Por Sergio Goncalves
FÁTIMA, Portugal (Reuters) - El papa Francisco canonizará a dos niños pastores portugueses esta semana, coronando una creencia que comenzó con unas supuestas visiones de la Virgen hace 100 años que han convertido al Santuario de Fátima en uno de los más famosos del catolicismo.
Se espera que hasta un millón de personas asistan a la misa de canonización el sábado en el santuario construido en honor a los niños, que según el Vaticano recibieron unos mensajes de la Virgen que son conocidos como los tres secretos de Fátima, en alusión a la ciudad del centro de Portugal donde se registraron las apariciones.
"Por este bendito momento que culmina un siglo de benditos momentos, me regocijo en sus preparaciones de intensa oración", dijo el Papa en un mensaje al pueblo portugués antes de su visita de dos días.
Para Portugal, uno de los países más católicos de Europa con un 81 por ciento de la población que se declara perteneciente a esa religión, se trata de un acontecimiento histórico dado lo universalmente conocida que es la historia de los niños pastores.
"Bienvenido, papa Francisco", se leía en un enorme cartel con imágenes del Pontífice y de los niños pastores colgado en una de las principales intersecciones de Lisboa.
El padre Vitor Coutinho, subdirector del santuario de Fátima, dijo que el Papa estaba mostrando la importancia de Fátima para la iglesia llevando a cabo la canonización allí y no en Roma, donde generalmente se hacen.
La historia de los hermanos Francisco y Jacinta Marto ha cautivado a los católicos desde que su primera visión fue difundida el 13 de mayo de 1917. Su primera visión era el infierno y un llamamiento a la oración y la conversión, mientras que la segunda era una advertencia de que Rusia "extendería sus errores" en el mundo si la gente no se volcaba hacia a Dios.
El tercer secreto intrigó al mundo durante casi tres cuartos de siglo, inspirando libros y cultos. Sólo en 2000 el Vaticano dijo que este secreto era una predicción del atentado de 1981 contra el papa Juan Pablo II, que sobrevivió y posteriormente le entregó al obispo de Fátima la bala que lo alcanzó.