KABUL (Reuters) - El Parlamento afgano despidió el sábado al ministro de Relaciones Exteriores y a dos de sus colegas del gabinete, citando malos resultados, un movimiento radical que pone de relieve la fragilidad del gobierno del presidente Ashraf Ghani.
El ministro de Relaciones Exteriores Salahuddin Rabbani, el ministro de Obras Públicas Mahmood Baligh y el ministro de Servicios Sociales Nasreen Oryakhel no lograron obtener votos de confianza en el parlamento y fueron declarados destituidos por el presidente de la cámara.
Los tres fueron despedidos por su desempeño y por no poder gastar dentro de plazo todos los fondos presupuestarios que tenían asignados, según dispone la Constitución afgana, que otorga al Parlamento la facultad de despedir a los ministros.
Otros catorce ministros se enfrentarán a votos de confianza similares.
En un momento en que la insurgencia talibán está amenazando la seguridad en todo Afganistán, esto crea una mayor confusión para el gobierno de unidad nacional, sumido en luchas internas desde que fue creado tras las disputadas elecciones de 2014.
Un ataque suicida de militantes talibanes en el consulado alemán en la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif esta semana causó cuatro muertos y dejó más de 100 heridos.
Ghani y el director ejecutivo de Afganistán, Abdullah Abdullah, antiguos rivales políticos, han presidido una alianza incómoda que también incluye al volátil vicepresidente general Rashid Dostum y ha aflorado con regularidad disputas entre los principales líderes.
El gobierno, formado con rapidez con apoyo de Estados Unidos tras acusaciones de fraude electoral de ambas partes, tenía que haber supervisado unas nuevas elecciones parlamentarias y un gran consejo constitucional para restablecer la legitimidad política.
Sin embargo, ya ha pasado el plazo de dos años y no se ha llevado a cabo ninguna de las medidas prometidas, abriendo interrogantes sobre el futuro del gobierno en un momento en el que la incertidumbre política se aviva por las crecientes tensiones étnicas.