Por Simon Johnson
ESTOCOLMO (Reuters) - Los suecos comenzaron a votar el domingo por la mañana en unos comicios dominados por las preocupaciones por el asilo y el bienestar. Los Demócratas de Suecia (SD), un partido contra la inmigración, podrían convertirse en la principal formación política en un país considerado como un bastión de estabilidad económica y de valores liberales.
Los partidos ultraderechistas han logrado avances espectaculares en toda Europa en los últimos años después de la crisis de refugiados provocada por la guerra civil en Siria y los persistentes conflictos en Afganistán y partes de África.
En Suecia, la llegada 163.000 solicitantes de asilo en 2015 ha polarizado a los votantes, podría dar a los Demócratas de Suecia, un partido con raíces neonazis, el voto decisivo sobre qué partidos formen el próximo gobierno.
"Los partidos tradicionales no han respondido a la sensación de descontento que existe", dijo Magnus Blomgren, un investigador social en la Universidad de Umea.
"Ese descontento tal vez no esté directamente relacionado con el desempleo o la economía, sino simplemente una pérdida de fe en el sistema político. Suecia no está sola en esto".
El bloque de centro izquierda, que une al gobierno minoritario compuesto por los socialdemócratas y verdes y el Partido de Izquierda, está respaldado por alrededor del 40 por ciento de los votantes, según recientes encuestas de opinión, con una ligera ventaja sobre la Alianza de centroderecha.
Los Demócratas de Suecia, que quieren que el país deje la Unión Europea y congele la inmigración, podrían obtener alrededor del 17 por ciento del 17 por ciento de los votos frente al 13 por ciento que obtuvieron en la votación de 2014, según las encuestas de opinión.
Pero su apoyo fue ampliamente subestimado antes de las elecciones anteriores y algunas encuestas online les otorgan hasta un 25 por ciento de los votos, un resultado que los podría convertir en el principal partido, destronando a los socialdemócratas por primera vez en un siglo.
VOCES EUROSCEPTICAS
Suecia ha coqueteado con el populismo antes. La Nueva Democracia, fundada por un aristócrata y productor discográfico, ganó casi el 7 por ciento de los votos en 1991, con la promesa de políticas de inmigración estrictas, alcohol más barato y estacionamiento gratuito para los ciudadanos, solo para salir del parlamento tres años después.
Pero si los Demócratas de Suecia ganan un cuarto de los votos, sería una sensación en un país descrito como una "superpotencia humanitaria" en 2014 por el primer ministro de la época, Fredrik Reinfeldt, del Partido Moderado.
También los convertiría en el mayor partido populista de la región nórdica, superando el Partido Popular Danés, que ganó un 21 por ciento en 2015, y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD), que ingresó al parlamento alemán el año pasado con un 12,6 por ciento de los votos.
Con la vista puesta en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo año, los políticos de Bruselas siguen muy de cerca las elecciones generales en Suecia, preocupados de que una nación con credenciales democráticas impecables pueda sumarse al creciente coro de euroescepticismo en la UE.
Suecia acogió a más solicitantes de asilo per cápita que cualquier otro país de Europa en 2015, aumentando las preocupaciones sobre un sistema de bienestar que muchos votantes ya creen que está en crisis.
El aumento de los tiempo de espera para intervenciones quirúrgicas críticas, la escasez de doctores y docentes y un servicio de policía que no ha sabido lidiar con la violencia de pandillas en los centros de las ciudades han sacudido la fe en el "modelo sueco", basado en una promesa de bienestar integral e inclusión social.
El líder de los Demócrata de Suecia, Jimmie Akesson, ha calificado al voto como una elección entre inmigración y asistencia social.
(Traducido por la redacción de Reuters en Madrid)