Por Richard Martin
LONDRES, 7 jul (Reuters) - La campaña de España en la Eurocopa 2020 comenzó de forma dubitativa y terminó con el dolor que supuso la derrota en la tanda de penaltis ante Italia en las semifinales, pero al final ha sido una historia de redención y cambio que da muchas esperanzas para el futuro.
El joven equipo de Luis Enrique no era el favorito del torneo ni frente a Italia, pero ofreció un espectáculo lleno de audacia y emoción en el empate a uno en Wembley en el que dominó la prórroga, aunque no pudo hacer valer su superioridad y perdió la batalla desde el punto de penalti por 4-2.
Fue un final digno de un torneo en el que España se mostró a menudo incapaz de convertir sus oportunidades. En cualquier caso, lo más importante es el orgullo de haber vencido a los que dudaban de la selección, después de que sus propios seguidores los abuchearan en Sevilla y de que los comentaristas la hayan criticado con dureza dentro y fuera de su país.
"Hay un perfil de jugadores jóvenes con ganas de triunfar. No he engañado a nadie, el objetivo era formar un equipo independientemente de la edad de los jugadores y de los clubes a los que pertenecieran. Teníamos que hacer que la gente se sintiera orgullosa y lo hemos conseguido", dijo Luis Enrique.
El seleccionador no empezó la campaña con todo el mundo a su favor, ya que dejó fuera al capitán y jugador con más partidos vistiendo la camiseta roja, Sergio Ramos, y no incluyó a ningún jugador del Real Madrid en la convocatoria, para disgusto de parte de los periodistas deportivos.
Poco antes del torneo, el nuevo capitán, Sergio Busquets, y Diego Llorente dieron positivo por COVID-19, lo que impidió al equipo realizar sesiones de entrenamiento en grupo durante una semana.
Los empates iniciales contra Suecia y Polonia en un terreno de juego irregular situado en el estadio de La Cartuja generaron titulares furibundos y las posibilidades de la selección quedaron rápidamente descartadas.
Sin embargo, Luis Enrique defendió con firmeza a su equipo, especialmente al irregular delantero Álvaro Morata, y comparó a España con una botella de champán a punto de ser descorchada.
A continuación, los españoles se impusieron a Eslovaquia (5-0) y a Croacia (5-3) en la prórroga, con un extraordinario gol decisivo de Morata.
Su victoria en cuartos de final contra Suiza en la tanda de penaltis estuvo menos inspirada, pero se guardaron su mejor actuación para el choque con Italia, con jóvenes como Dani Olmo y Pedri, que brillaron con luz propia, aunque el partido acabó en lágrimas.
"Con honor", decía la portada del diario Marca el miércoles.
A pesar de la frustración por quedarse tan cerca de la final, la sensación en Wembley no pudo ser más diferente a la del estadio Luzhniki de Moscú tras la eliminación ante Rusia en el Mundial de 2018, que se sintió en su momento como el fin de una era.
EL COMIENZO DE ALGO GRANDE
"Ojalá esto sea el principio de algo muy grande", dijo el defensa Eric García.
García será el encargado de liderar la defensa durante muchos años junto a Aymeric Laporte, que adquirió la nacionalidad española un mes antes de que comenzara el torneo.
"Hemos llegado hasta aquí. (Hemos visto a) selecciones más fuertes sobre el papel y han caído antes. Queríamos llegar hasta el final. Italia era un gran rival y lo intentamos hasta el final", dijo Laporte.
España sólo ha disputado un tercio de su campaña de clasificación para el Mundial de 2022, pero ya tiene la vista puesta en Qatar.
"Hemos demostrado que sí es para el Mundial esta selección", dijo Jordi Alba.
"Luego en el Mundial se verá, vienen selecciones importantes como Argentina, Brasil pero estaremos peleando y (haremos) un buen papel".
(Reporte de Richard Martin Edición de Christian Radnedge; traducción de Flora Gómez en la redacción de Gdansk)