Por Tom Finn
DOHA (Reuters) - Los estados del Golfo elevaron el jueves la presión sobre Catar, mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el emir de Kuwait trabajaban para poner fin a una disputa que los cataríes afirman está provocando un bloqueo del país, que es una potencia inversora y suministrador de gas para mercados mundiales.
Al mismo tiempo que Trump ofrecía ayuda para resolver la crisis, posiblemente con una reunión en la Casa Blanca, Emiratos Árabes Unidos cortó sus vínculos postales con Catar, mientras Bahréin, un estrecho aliado de Arabia Saudí, reiteraba una exigencia de que Doha se distancie de Irán.
Bahréin, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y varios países más cortaron relaciones diplomáticas y de transporte con Doha el lunes, acusando a Catar de respaldar a extremistas islámicos y al histórico enemigo regional Irán, acusaciones que según Catar carecen de base.
"¡Es un bloqueo! Como el de Berlín. Una declaración de guerra. Una agresión política, económica y social. Necesitamos que el mundo condene a los agresores", afirmó un diplomático catarí.
Con alimentos y otros suministros interrumpidos y crecientes temores sobre mayores turbulencias económicas, bancos y empresas en los estados árabes del Golfo estaban tratando de mantener vínculos comerciales con Catar y evitar una costosa liquidación de activos.
Turquía ha ofrecido un despliegue de tropas a Catar y prometido suministrar alimentos y agua a su aliado árabe, que alberga una base militar turca. El presidente turco, Tayyip Erdogan, ha dicho que aislar a Catar no resolverá problema alguno.
El servicio postal nacional de Emiratos, Emirates Post Group, suspendió todos los servicios postales a Catar, informó la agencia estatal de noticias WAM, en la última de una serie de medidas para reducir los vínculos comerciales y de comunicaciones con Doha.
La Autoridad Petrolera Portuaria de Abu Dabi también reimpuso una prohibición para que buques cisterna vinculados a Catar atraquen en puertos de Emiratos Árabes Unidos, dando marcha atrás a una decisión previa de reducir las restricciones y creando un potencial embotellamiento de cargamentos de crudo.
Trump al principio tomó partido con el grupo liderado por Arabia Saudí, pero aparentemente después adoptó una postura más imparcial cuando responsables de Defensa estadounidenses elogiaron a Doha. Estados Unidos tiene una base en Catar que sirve, en parte, para lanzar ataques contra yihadistas de Estado Islámico.
En su segunda intervención sobre la disputa en el mismo número de días, Trump instó a actuar contra el terrorismo en una llamada con el emir de Catar, Tamim bin Hamad al-Thani, dijo un comunicado de la Casa Blanca, sugiriendo una reunión en la Casa Blanca "si fuera necesario".
Dijo que Trump, en una llamada posterior con el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammed bin Zayed al-Nahayan, llamó a la unidad entre los árabes del Golfo "pero nunca a expensas de eliminar la financiación del extremismo radical o derrotar al terrorismo".
El líder kuwaití fue a Emiratos Árabes Unidos y Catar el miércoles para mantener encuentros sobre la crisis y posteriormente volvió a Kuwait.
El diario saudí al Watan publicó lo que llamó una lista de ocho "organizaciones extremistas" que considera que trabajan desde Catar para desestabilizar a la región, incluyendo al canal de noticias catarí al Jazeera.
Catar ha respaldado a movimientos islamistas, pero niega vehementemente que respalde al terrorismo. El país ha servido de refugio de grupos antioccidentales como los talibanes afganos, al grupo palestino Hamás y al Frente Islámico de Salvación de Argelia.