Por Adrian Croft
PARÍS (Reuters) - El candidato conservador François Fillon está luchando para salvar su carrera política en las elecciones presidenciales francesas después del revés que ha sufrido su campaña por un escándalo de trabajos falsos.
La campaña del que llegó a ser el claro favorito entró en crisis tras la publicación en enero en un semanario satírico que su mujer, Penelope, había recibido cientos de miles de euros por trabajos sin apenas contenido, entre otros como la asistente parlamentaria del ahora candidato.
Fillon también pagó a dos de sus hijos por trabajos de asesoría jurídicos cuando fue senador entre 2005 y 2007.
El ex primer ministro ha negado haber cometido ninguna irregularidad. Pero la polémica y la manera en que respondió a ella ha minado la imagen que Fillon - un católico practicante de 63 años - había cultivado en 36 años de actividad política libres de escándalos.
También le han acusado de hipócrita ya que propone una terapia de choque para la economía de Francia, que incluye fuertes recortes del gasto público, reducir medio millón de empleos en el sector público y poner fin a semana laboral de 35 horas.
Fillon se sitúa en las encuestas detrás de la líder de ultraderecha Marine Le Pen y del centrista Emmanuel Macron, pero aún alimenta las esperanzas de dar una sorpresa y entrar en la segunda vuelta del 7 de mayo, que enfrentará a los dos candidatos con más apoyos de la primera vuelta, el 23 de abril.
Admirador de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, Fillon es un conservador en lo social que quiere limitar los derechos de adopción de las parejas homosexuales. También ha llamado a mejorar las relaciones con Rusia.
Fillon, político de raza, se ha mostrado como el hombre que llevará a Francia a una "gran transformación, casi una revolución" que dice que el país necesita tras años de lento crecimiento bajo el Gobierno del presidente socialista François Hollande.
"Mi plan es el único lo suficientemente radical para sacarnos de esta rutina económica...", dijo en una columna de opinión para el periódico Les Echos.
El candidato continuó en la carrera presidencial después de que se conociese que estaba siendo investigado por el asunto de los trabajos falsos, a pesar de haber dicho anteriormente que se retiraría si eso sucedía.
A pesar de las diversas retiradas de apoyos y de las encuestas, que mostraban que la mayoría de los votantes querían que se retirase, Fillon resistió la presión en el seno de su partido para que diese un paso al lado.
La investigación por fraude se amplió más tarde para incluir unos trajes de lujo que Fillon recibió como regalos, dijo una fuente judicial.
Fillon respondió alegando que era víctima de un complot del Gobierno para destruir su candidatura filtrando información a los medios sobre él. Aseguró que el plan se llegaba hasta Hollande -acusación negada por la oficina del presidente.
Fillon derrotó sorprendentemente en las primarias de los conservadores al expresidente Nicolas Sarkozy y al ex primer ministro Alain Juppé.
Nacido en la región de Sarthe a unos 200 kilómetros al oeste de París, Fillon fue el miembro más joven del Parlamento cuando fue elegido por primera vez, hace 36 años.
A pesar de haber estado al frente de varios ministerios a lo largo de los años, Fillon ha mantenido, en general, un perfil bajo.
Sarkozy, que nombró a Fillon primer ministro de 2007 a 2012, una vez le describió, con gran repercusión, como no más que un alto cargo.
A pesar de su fino y refinado comportamiento, Fillon mostró su temple como ministro de Asuntos Sociales, Trabajo y Solidaridad en 2003, cuando se enfrentó a las protestas por su reforma de la edad de jubilación.
A Fillon, que tiene cinco hijos con su esposa, nacida en Reino Unido, le gusta conducir coches de carreras en el famoso circuito de Le Mans, cerca de su feudo político en el oeste de Francia.