BERLÍN, 1 nov (Reuters) - Seis altos cargos de las autoridades de seguridad bielorrusas fueron acusados de cometer crímenes contra la humanidad en una denuncia penal presentada el lunes en Alemania por organizaciones de defensa de los derechos humanos.
La Organización Mundial contra la Tortura (OMCT), con sede en Ginebra, y el Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR por sus siglas en inglés), con sede en Berlín, presentaron la denuncia ante el fiscal general alemán.
En un comunicado conjunto, los grupos citaron los presuntos delitos -entre ellos detenciones masivas, torturas, desapariciones, violencia sexual y persecución política- cometidos por las autoridades de seguridad bielorrusas desde agosto de 2020. La oposición había dicho que las elecciones de ese mes, que dieron al presidente Alexander Lukashenko un sexto mandato, habían sido amañadas.
"Hay pruebas claras de que la tortura se utilizó intencionadamente y de que fue generalizada y sistemática, alcanzando así el criterio de crímenes contra la humanidad", dijo el secretario general de la OMCT, Gerald Staberock, en el comunicado donde la organización no nombró a los acusados.
Los grupos de activistas dijeron que presentaron la demanda en Alemania debido a su principio de jurisdicción universal, que permite a sus tribunales juzgar crímenes contra la humanidad cometidos en cualquier lugar.
El ECCHR dijo que espera que la fiscalía federal de Alemania inicie procedimientos preliminares contra los acusados porque no se preveé ninguna investigación sobre el asunto en la propia Bielorrusia.
La fiscalía alemana y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
Denuncias similares presentadas por el ECCHR contra presuntos miembros de los servicios de seguridad del presidente Bashar al-Assad culminaron con órdenes de detención e iniciaron juicios por torturas del Estado sirio, en el tribunal regional superior de la ciudad occidental de Coblenza.
(Información de Riham Alkousaa en Berlín y Stephanie Nebehay en Ginebra; edición de Philippa Fletcher; traducido por Aida Peláez en la redacción de Gdansk)