Por Michael Georgy
DUBÁI (Reuters) - La Guardia Revolucionaria iraní dijo el domingo que el pueblo y las fuerzas de seguridad habían derrotado las protestas fomentadas por enemigos extranjeros, mientras el Parlamento y las fuerzas de seguridad se reunieron para abordar el mayor desafío a las autoridades clericales desde 2009.
Veintidós personas han muerto y 1.000 han sido detenidas en una semana de protestas, según responsables iraníes. Las protestas se extendieron a más de 80 ciudades y pueblos, mientras miles de jóvenes iraníes de clase trabajadora se manifestaban contra la corrupción, el desempleo y la creciente brecha entre ricos y pobres.
"El pueblo revolucionario de Irán junto a las decenas de miles de fuerzas Basij, policías y Ministerio de Inteligencia han roto la cadena (de protestas)," dijo la Guardia en un comunicado en su web Sepahnews. La Guardia dijo que las protestas habían sido "creadas (...) por Estados Unidos, Reino Unido, el régimen sionista (Israel), Arabia Saudí, los hipócritas (Muyahidin) y monárquicos".
El Parlamento se reunió a puerta cerrada el domingo para discutir la semana de protestas con los ministros del Interior e Inteligencia, el jefe de policía de Irán y el vicecomandante de la Guardia Revolucionaria, dijo la televisión estatal.
Residentes contactados por Reuters en varias ciudades han dicho que las protestas habían disminuido después de que el Gobierno intensificara la represión al enviar a la Guardia Revolucionaria a varias provincias.
A última hora del sábado, vídeos publicados en redes sociales mostraban una fuerte presencia policial en ciudades como Khorramabad, en el sur de Irán, donde el miércoles por la tarde varios vídeos en redes sociales mostraron a manifestantes lanzando piedras a la policía antidisturbios.
Conforme las protestas menguaban, el Gobierno ha retirado las restricciones que impuso en Instagram, una de las redes sociales usadas para movilizar a los manifestantes. Pero el acceso a una aplicación de mensajería de uso más generalizado, Telegram, seguía bloqueado, lo que sugiere que las autoridades seguían incómodas ante la posibilidad de más protestas.