NUEVA DELI (Reuters) - Los comerciantes de un estado en el norte de India contabilizan las pérdidas ocasionadas por disturbios y saqueos, que persisten tras una semana, ocasionados por miembros de una casta rural india que quemó tiendas, bloqueó carreteras, vías de tren y cortó suministros de agua de la ciudad de Deli.
Los líderes de la casta rural llegaron a un acuerdo la noche del lunes para poner fin a las protestas que paralizaron el estado de Haryana y dejaron sin agua a 20 millones de ciudadanos de Deli. La policía estatal dijo que el martes las principales carreteras volvieron a abrirse al tráfico.
Las jornadas de disturbios y saqueos a lo largo del estado de Haryana provocados por la casta Jat cuestionaron la promesa del primer ministro indio, Narendra Modi, que prometió una vida mejor a quienes le votaran en las elecciones de 2014, en las que obtuvo la mayoría más alta de las últimas tres décadas.
Según Muhammad Akil, jefe de la policía de Haryana, la última cifra de muertos por los disturbios y saqueos se situó en 19 y la de heridos ascendió a 170.
En la ciudad de Rohtak, uno de los epicentros de la violencia por parte de los Jats, que exigen más puestos en el gobierno y más plazas en universidades, los comerciantes dijeron que se encontraban en una situación de ruina.
"Tenía dos salas de exposiciones en esta calle; ambas fueron saqueadas y luego incendiadas. Ahora me he quedado sin nada", dijo Anil Kumar a la televisión de Reuters.
Kumar hizo un llamamiento a Modi y al jefe de gobierno del estado, pidiendo una compensación: "¿Es que no somos humanos?, ¿No cuentan nuestros votos? ¿Por qué no tienen ninguna piedad con nosotros? ¿No pagamos nuestros impuestos?".
Modi se ha mantenido en silencio durante la peor crisis social ocurrida en sus 20 meses en el cargo, mientras que los gobiernos federales y estatales de Haryana - ambos pertenecientes a su partido nacionalista - han tenido dificultades para afrontarla.
El lunes se desplegaron miles de soldados para sofocar las protestas, que estallaron cerca de Sonipat, cuando un tren de carga fue incendiado y, según la prensa india, la policía mató a tiros a tres manifestantes.
Los disturbios han sido enormes, obligando a la cancelación de al menos 850 trenes y provocando el cierre de 500 fábricas con unas pérdidas comerciales estimadas en 5.000 millones de dólares, según un grupo regional de presión.