Por Hyun Young Yi
SEÚL (Reuters) - No hubo abrazos llenos de lágrimas cuando la surcoreana de 81 años Jung Hak-soon conoció a su sobrino y su cuñada norcoreana.
En realidad, cuenta, lo único que deseó en aquellos momentos era volver a su casa.
"Fue como si hubiera conocido a alguien que no conozco en absoluto", dijo Jung, quien se encontraba entre las 89 familias surcoreanas reunidas la semana pasada desde la separación por la Guerra de Corea, que se luchó entre 1950 y 1953.
"Esperaba que mi sobrino se pareciera a mi hermano, pero no se parecía. Eran como desconocidos", dijo a Reuters, días después del evento celebrado en el complejo turístico Mount Kumgang, en Corea del Norte.
"No quiero volver a verlos. No sé cómo se sintieron otras familias separadas, quizá es que yo soy fría".
Mientras que muchos lloraban y se abrazaban a seres queridos con los que se encontraban por primera vez en más de seis décadas, otros, como Jung, no lograron una conexión emocional con sus parientes del Norte.
Esta brecha muestra la distancia abierta entre los dos países vecinos en las décadas desde que terminaron unas hostilidades que se zanjaron con una tregua y no un tratado de paz, lo que supone que técnicamente están aún en guerra.
Debido al envejecimiento o fallecimiento de muchos supervivientes de la guerra en ambos lados, casi la mitad de los que asistieron a los eventos del 20 al 26 de agosto se encontraron por primera vez con parientes lejanos, como nietos o sobrinos, en lugar de hijos o hermanos.
La larga separación no solo ha traído distancia emocional, sino diferencias en las perspectivas políticas.
Por ejemplo, el coreano Cho Kwon-hyeong dijo que se sintió incómodo al escuchar los elogios a los líderes norcoreanos de la esposa de su sobrino, que vive en el Norte.
"Dijeron que esta reunión estaba sucediendo gracias a Kim Jong Un", agregó este hombre de 80 años. "No hubo otras palabras salvo eso".
Kim y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, acordaron en una cumbre en abril reanudar las reuniones de familias tras un intervalo de tres años.
Se cree que los asistentes del Norte fueron elegidos por su lealtad al régimen. En el Sur, los participantes son elegidos por ordenador, atendiendo a factores como el peso o la edad.
La noticia más importante que Cho recibió durante el contacto fue que su hermano había muerto.
"No había tenido noticias suyas desde que se lo llevó el ejército norcoreano durante la guerra de Corea", agregó. "Ni siquiera sabía si estaba vivo o no".
Es una pena que en los dos países haya tantas familias que mueren sin saber si los familiares al otro lado de la frontera sobrevivieron, ha dicho el surcoreano Moon, quien también proviene de una familia en la que se produjeron separaciones de este tipo.
Más de 75.000 (casi el 57 por ciento) de los 132.484 surcoreanos que se inscribieron desde 1988 con la esperanza de reunirse con sus familiares ya han muerto, según muestra un registro del gobierno.