HONG KONG (Reuters) - Los activistas prodemocracia en Hong Kong prometieron el lunes utilizar el lugar de un controvertido museo destinado a exhibir tesoros nacionales del Museo del Palacio de Pekín para recordar en su lugar la sangrienta respuesta de las autoridades chinas a las protestas mayoritariamente estudiantiles de 1989.
El Museo del Palacio de Hong Kong, anunciado a finales de diciembre como parte de las celebraciones por el vigésimo aniversario de la devolución a China de la antigua colonia británica, es la última de una serie de fuentes de tensión entre fuerzas a favor y en contra de Pekín.
Lee Cheuk-yan, de la Alianza Hongkonesa en Apoyo del los Movimientos Democráticos Patrióticos de China, dijo que pretendía acoger actividades alrededor del museo que recordasen a la gente los acontecimientos que tuvieron lugar fuera de los muros del palacio de la Ciudad Prohibida el 4 de junio de 1989.
Hong Kong funciona con la fórmula "un país, dos sistemas", que le proporciona una serie de amplias libertades que no se disfrutan en China, incluido el derecho a participar en una vigilia con velas para conmemorar la represión de Tiananmen.
"Cuando miramos a este Museo del Palacio, no nos viene a la mente lo que está en su interior, sino lo que ocurrió fuera en 1989, cuando los tanques entraron en la Plaza de Tiananmen, cuando el Ejército Popular de Liberación disparó contra su propio pueblo", declaró Lee, un antiguo legislador y organizador de la vigilia anual de conmemoración.
"Intentaremos convertir este Museo del Palacio en un Museo del 4 de junio", añadió.
Para el Partido Comunista que gobierna China, las manifestaciones de 1989 que llenaron la Plaza de Tiananmen, en Pekín, y se extendieron a otras ciudades siguen siendo un tabú. El Gobierno nunca ha publicado el número total de víctimas mortales de la represión, pero las estimaciones de testigos y grupos de derechos humanos apuntan a que pudieron morir entre cientos y miles de personas.
Lee y aproximadamente 40 manifestantes, que portaban cintas en la cabeza similares a la que llevaban los estudiantes prodemocracia que protestaban en la plaza en 1989, cantaron el lunes eslóganes y marcharon dentro de una estación de metro cuyas paredes estaban llenas de grandes carteles que publicitan el Museo del Palacio.
El museo, que se prevé que esté terminado para 2022, ha sido criticado por los activistas contrarios a Pekín por la ausencia de una consulta del gobierno en el proceso de toma de decisiones.
Una consulta pública que debía celebrarse el lunes fue pospuesta al martes.
El antiguo palacio imperial en el corazón de la capital china es considerado un símbolo material de la larga historia del país y del poder del Partido Comunista.