Por Max Hunder y Abdelaziz Boumzar
KIEV/KUPIANSK, Ucrania, 14 oct (Reuters) - Se espera que los evacuados de la región de Jersón, en el sur de Ucrania, comiencen a llegar a Rusia el viernes después de que un responsable instalado por Moscú sugiriera a los residentes que se fueran por seguridad, lo que supone una señal del debilitamiento del control de Moscú sobre el territorio que dice haberse anexionado.
"Sugerimos que todos los residentes de la región de Jersón, si desean protegerse de las consecuencias de los ataques con misiles... vayan a otras regiones", dijo el jefe de la administración rusa de Jersón, Vladimir Saldo, en un mensaje de vídeo. La gente debe "marcharse con sus hijos".
La recomendación se aplica sobre todo a los residentes en la orilla occidental del río Dniéper, dijo. Eso incluye la capital regional, la única ciudad ucraniana importante que Rusia ha capturado y mantenido desde su invasión en febrero.
Los primeros civiles que huyen de Jersón debían llegar a la región rusa de Rostov el viernes, informó la agencia de noticias TASS.
Jersón es una de las cuatro provincias ucranianas parcialmente ocupadas que Rusia afirma haberse anexionado en las últimas semanas, y posiblemente la más importante desde el punto de vista estratégico. Controla tanto la única ruta terrestre hacia la península de Crimea de la que Rusia se apoderó en 2014, como la desembocadura del Dniéper, el río de 2.200 kilómetros de longitud que divide a Ucrania.
Desde principios de octubre, las fuerzas ucranianas han irrumpido en la zona, rompiendo las líneas del frente ruso en su mayor avance en el sur desde que comenzó la guerra. Desde entonces, han avanzado rápidamente a lo largo de la orilla occidental, con el objetivo de cortar las líneas de suministro y las rutas de escape del ejército ruso a través de él.
TASS citó al gobernador de Rostov, que limita con los territorios ucranianos que Rusia afirma haberse anexionado, diciendo que su región estaba preparada para acoger a cualquiera que decidiera abandonar Jersón.
Las fuerzas armadas ucranianas han retomado más de 600 asentamientos en el último mes, incluidos 75 en la estratégica región de Jersón, según el Gobierno.
Reuters no pudo verificar de forma independiente esta información.
UN REVÉS A LA PRETENSIÓN DE ANEXIÓN
La huida de civiles de Jersón supondría un revés para la afirmación de Moscú el mes pasado según la que se había anexionado alrededor del 15% del territorio ucraniano e incorporado a Rusia una zona del tamaño de Portugal.
El Kremlin ha destinado muchas de sus tropas mejor entrenadas a defender la orilla occidental de Jersón. Pero esa fuerza solo puede abastecerse a través del río, que tiene varios kilómetros de ancho y pocos cruces.
Mikoláiv, la gran ciudad ucraniana más cercana a Jersón, fue objeto de un bombardeo masivo por parte de Rusia el jueves, que afectó a instalaciones civiles, según informaron las autoridades locales.
El gobernador regional, Vitali Kim, dijo que los dos últimos pisos de un edificio residencial de cinco plantas quedaron destruidos y el resto bajo los escombros. Un vídeo proporcionado por los servicios de emergencia estatales mostró a los equipos de rescate sacando a un niño de 11 años que, según Kim, había pasado seis horas atrapado bajo los escombros.
En el este, tres misiles rusos explotaron el jueves por la mañana cerca del mercado central de Kupiansk, una importante ciudad de enlace ferroviario que las fuerzas ucranianas reconquistaron en septiembre.
Los misiles destruyeron las tiendas, y cubrieron las calles circundantes con fragmentos de vidrio, escombros y chapas retorcidas.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo en un discurso por vídeo el jueves que los combates "brutales" continuaban en la ciudad de Bajmut, productora de vino y sal, en la región oriental de Donetsk, otra zona que Rusia ha intentado anexionar.
Zelenski dijo que las tropas ucranianas estaban defendiendo Bajmut con "acciones hábiles y heroicas".
También acusó al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de inacción a la hora de defender los derechos de los prisioneros de guerra ucranianos y le instó a emprender una misión en un campo del este del país ocupado por Rusia.
En la última de una serie de críticas ucranianas al CICR, dijo que nadie había visitado aún Olenivka, un notorio campo en el este de Ucrania donde decenas de prisioneros de guerra ucranianos murieron en una explosión e incendio en julio.
TIEMPOS PELIGROSOS
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha respondido a los reveses en el campo de batalla con medidas drásticas para intensificar el conflicto: proclamando la anexión de territorio, llamando a cientos de miles de reservistas y amenazando repetidamente con utilizar armas nucleares para proteger a Rusia.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró el jueves, tras una reunión de dos días de los ministros de Defensa, que la alianza no dejaría de apoyar a Ucrania por las amenazas nucleares de Moscú. Muchos países prometieron nueva ayuda militar para Ucrania.
"Saben que si utilizan (un) arma nuclear contra Ucrania, tendrá graves consecuencias", dijo Stoltenberg a los periodistas.
Esta semana, Rusia lanzó los mayores ataques aéreos desde el inicio de la guerra, disparando más de 100 misiles de crucero, principalmente contra la infraestructura de electricidad y calefacción de Ucrania. Putin dijo que los ataques eran en represalia por una explosión el sábado que dañó el puente ruso a Crimea.
El fiscal superior de Ucrania dijo el jueves que su oficina había abierto procedimientos penales relacionados con los ataques de misiles rusos contra Kiev y ciudades de toda Ucrania esta semana.
El fiscal general Andri Kostin dijo que los más de 112 ataques rusos habían matado a 17 personas y herido a 93.
"El objetivo de los ataques deliberados de Rusia es causar muertes de civiles y destruir la infraestructura civil... provocar una catástrofe humanitaria", dijo Kostin.
"Unido a las tácticas de intimidación contra los civiles, es un acto clásico de terror prohibido por el derecho internacional".
Rusia niega atacar a civiles.
(Información de las oficinas de Reuters; redacción de Cynthia Osterman y Stephen Coates; editado en español por Flora Gómez)