Por Conor Humphries
MADRID (Reuters) - Mientras el ataúd, envuelto en la bandera tricolor, del dirigente del IRA convertido en líder de las negociaciones de paz Martin McGuinness era llevado esta semana a su casa de Londonderry, los ciudadanos de la dividida Irlanda del Norte divisaban una nueva era de incertidumbre.
La muerte el martes de una de las principales figuras de la lucha por unir a la provincia británica con la vecina Irlanda llegó solo semanas después de unas elecciones anticipadas en las que los nacionalistas acabaron por primera vez con la mayoría de los unionistas probritánicos en la Asamblea de Irlanda del Norte.
Con la retirada inminente de Gerry Adams, la última figura que permanece en activo desde los sangrientos "Troubles" de Irlanda del Norte, la carga de preservar el frágil acuerdo de paz de 1998, en medio de la salida de Reino Unido de la UE, recaerá a la próxima generación.
"Es un gran cambio y creo que vendrán aguas bravas", dijo el nacionalista irlandés Edmund Gillespie, de 51 años. "No habrá la mano firme que que hubo durante todos los años desde el Acuerdo de Viernes Santo (1998)... y habrá muchas personas intentando aprovecharse", apuntó.
En las décadas transcurridas desde ese acuerdo, que terminó con 30 años de violencia entre los nacionalistas católicos y los unionistas protestantes, y en los que murieron más de 3.600 personas, crecieron las esperanzas de que una nueva generación de políticos, educados en tiempos de paz, haga los acuerdos más fáciles.
Pero muchos piensan que la colaboración se ha deteriorado desde la retirada en 2011 del difunto Ian Paisley, la figura más representativa del Partido Unionista Democrático de la era "Troubles".
A pesar de ser un agitador al que muchos nacionalistas acusaron de ayudar a avivar el conflicto, desarrolló un amistosa alianza con McGuinness en un ejecutivo de poder compartido tras el acuerdo de 1998, hasta tal punto que acabaron siendo conocidos como los "Chuckle Brothers" (personajes televisivos británicos, que hacían humor para niños).